Tréboles y depresiones fin de año

Resulta ya habitual esas depresiones post-fin de año que te azotan la cabeza y no llegas a reaccionar hasta varios días después, acusando el continuo martilleo provocado por los tréboles. El mismo trébol que ayer se le atragantó al Sevilla, formado en sus hojas por Benjamín, Bezares y Estoyanoff. Estos solos se bastaron y sobraron para echar por tierra todo el trabajo táctico que Juande Ramos creía que tenía más que elaborado en el primer tramo de Liga. Ayer se vio un equipo sin orden, causa ni objeto, totalmente perdido.

Empieza el 2006 como terminó el año anterior, evidenciando problemas defensivos ya preocupantes y volviendo a los problemas de claridad en ataque con los que comenzó la temporada. Esta vez no salió la épica para remontar, aunque, al menos, la inesperada irrupción de Kanouté en un partido para olvidar puede salvar la Copa. Todo pasó de ser un desastre a un simple traspié y ahora le vale el 1-0 en el Pizjuán. Pero ello no esconde el estado de juego y ánimo del equipo. Para bien o para mal, hablar de savioladependencia parece poco menos que ridículo, pero se rompió y volvió Luis Fabiano con su depresión.