Primera | Real Sociedad 1 - Osasuna 2
Mucho líder en Anoeta
Anuló a una pobre Real y seguirá primero otra jornada
El motor de Osasuna dio un nuevo ejemplo de fiabilidad en el siempre complicado circuito de Anoeta y los rojillos serán líderes al menos dos semanas más. Un parón liguero que agradecerán las piernas de los jugadores, pero no tanto Aguirre. Sus rotaciones vienen dando un resultado espectacular y San Sebastián las sufrió in situ en la tarde de ayer. Con piezas de recambio tan pulcras y frescas como Delporte, Webó o Valdo, el mexicano salió a jugar de tú a tú en Anoeta y eso es algo que incomoda a la Real. Porque si en algún lugar afloran los problemas de los realistas es en la parcela defensiva. Y ayer, claro, no podía ser una excepción.
De entrada, el corsé táctico de Aguirre maniató a la Real, que no encontró puertas de salida por ningún sitio. Con este sistema Osasuna parecía cómodo, al tiempo que los donostiarras trataban de nadar en una bañera. Kovacevic no encontraba conexión con Nihat y al juego realista le faltaba la continuidad necesaria.
Incapaces. Webó fue el primero en avisar de que Osasuna era el líder, nada de cosas menores, pero su disparo se fue fuera. Mientras, Raúl García, pese a su juventud, era el único en saber de qué iba todo aquél embrollo y el resultado fue que la Real se acabase despistando poco a poco. Y en esas, fue el propio canterano el que adelantó a su equipo con un cabezazo tras una falta.
El gol provocó sudores fríos en la Real y su reacción vino apoyada por un penalti raro de Valdo que envalentonó a la parroquia local. Una mano extraña que enfadó a Aguirre y que transformó en gol Xabi Prieto. Comenzaba el amago de la Real.
Fueron sólo 20 minutos, pero en ese tiempo Jauregi y Nihat bien pudieron cambiar el final de la historia. La Real se encontró consigo misma de manera fugaz y obligó a Osasuna a replegar velas. Tampoco es que le importase mucho a los rojillos. Tenían la lección bien aprendida y supieron capear el esporádico temporal de manera estupenda, con Cuéllar y Miguel Flaño como sombras de Kovacevic y con Nihat suficientemente sujeto.
Pero la tempestad cesó. Y el clima volvió a hacer sonreír a Osasuna. Porque cuando concluyó ese empuje de la Real, las cosas volvieron a su cauce, el ritmo fue decayendo y volvió a jugarse al fútbol que más querían los rojillos. Presión en el centro del campo bajo la tutela de Raúl García, esporádicas acometidas de la mano de Webó y Milosevic y errores de los realistas en defensa, uno de los cuales aprovechó Cuéllar en una falta lateral para demostrar la solidez navarra y el porqué del liderato. Lo que vino después fueron arrebatos heroicos de la Real, para lo que entró De Paula, pero sólo supusieron cosquillas para Aguirre. Otro nuevo trabajo había concluido con éxito.