Debacle de un Levante al que ya quema el descenso

El Levante saltó ayer al campo sabiendo que tenía la salvación en su mano tras el empate del Mallorca. Incluso el empate les valía a los valencianos, que lo tenían todo a favor: un rival desquiciado, un campo en el que la afición granota desplazada les hacía sentir como en casa, un revulsivo en el banquillo y la posibilidad de acabar con una crisis galopante. Pero fiel a su historia negra, escogió el peor día posible para completar su peor encuentro y complicarse la vida él solito. Ahora, el descenso está a sólo tres puntos y su próximo rival es un Barça que buscará el alirón en el Ciutat de València. Todo en contra para los de Oltra, que debutó de la peor manera posible y vio cómo el Albacete le superaba sin esfuerzo.

Y es que los manchegos tampoco hicieron el partido de su vida y siguieron el guión previsto de balonazos al área, suficiente para desarbolar una defensa valenciana de pena, en la que la presencia de Diego Camacho no mejoró nada y, lejos de ello, lo empeoró por ejemplo en la jugada del 1-0 en la que Francisco hizo de él lo que quiso. Ahí empezó la debacle azulgrana, que antes tampoco dio muestras de la reacción esperada.

Mazazo.

Durante la primera mitad, el Levante llevaba el peso del partido, pero sin agobiar al Alba. Ni en su cara, ni en sus actos se veía la tensión necesaria, como si no fueran conscientes de que se les podía complicar la vida como les ocurrió minutos más tarde. En diez minutos esperanzadores, Manchev y Sergio García tuvieron la oportunidad de adelantar a los suyos y, posiblemente, cambiar todo lo que después se vio. No fue así y especialmente preocupante fue el error del búlgaro, que ayudó al Alba a salvar el match-ball del descenso matemático.

Tras el descanso se esperaba una reacción visitante, pero lo que llegó fue un baile del Albacete, que engarzó dos acciones de lujo en las que penetró en la zaga levantinista como quiso. Mora, como es habitual, no paró nada y las acciones acabaron en gol ante la decepción del millar de granotas desplazados que no se creían el papelón de los suyos. Con 3-0 en contra, un arranque de rabia sirvió para recortar distancias en una acción de la pizarra de Oltra, pero ante cualquier conato de remontada, Sergio García se autoexpulsó tras su gol. De pena. Después fue Reggi el que siguió el mismo camino, un camino que tiene toda la pinta de llevarles a Segunda División.

Oltra "El vestuario está dolido"

"Con dos goles en tres minutos ha sido ya un querer y no poder, pero siempre hemos ido en busca del partido. El equipo ha ido arriba, pero estaba muy desequilibrado por las expulsiones. En estos tres partidos que nos quedan, lo que más nos puede pesar es el aspecto psicológico. No tengo queja del esfuerzo de los jugadores, pero el vestuario está dolido y triste. Entre todos tenemos que ir hacia arriba".

Monteagudo "Intentaremos sumar más"

"Hemos intentado trabajar como cada domingo, pero la diferencia en esta ocasión ha sido que hemos estado más acertados de cara al gol. Incluso hemos tenido más ocasiones para marcar más tantos. No haber ganado ningún partido no era una carga para mí, me dolía por el equipo, por la afición y porque nos hacían falta los puntos. Vamos a intentar sumar más puntos hasta el final y esperar a ver qué pasa".

Sergio García y Reggi no jugarán ante el Barça

Además de la derrota, el Levante se lleva un lastre más de cara al próximo encuentro ya que frente al Barcelona no podrá contar con dos de sus delanteros tras las expulsiones sufridas por Reggi y Sergio García. El catalán, cedido por los culés, vio la roja directa cuando le dio una patada a un rival dentro de la portería manchega para quitarle el balón e intentar sacar de centro lo antes posible, tras un tanto anotado por él mismo. Así, Oltra pierde a su mejor atacante frente al líder, conjunto que ha dejado a préstamo este año a Sergio al Levante, que debe abonarle 10.000 euros al Barça cada vez que no juega.

Por su parte, Reggi fue expulsado, en principio, por insultar al colegiado Medina Cantalejo durante la protesta de una caída suya en el área en la que el argentino reclamó penalti.