Primera | Barcelona - Real Madrid

El chico de la Universidad y del silencio

Oleguer Presas (Sabadell, 2-2-1980) ya sabe lo que es jugar contra el Madrid. La historia no le será nueva. Dicen, los que le conocen bien, que este tipo de partidos no perturban su habitual estado de tranquilidad. Es más, le gusta el reto. Le atrae eso de ver el Camp Nou lleno, aplaudiendo cada una de las acciones de su equipo. Pero no es ególatra. Acostumbrado a hacer un trabajo oscuro y que los premios en defensa se los lleven otros, a este joven defensa la fama no se le ha subido a la cabeza. Para nada.

Hasta hace poco iba a sus clases universitarias en transporte público. O bien algún colega le acercaba en coche. Le falta muy poco para licenciarse en Empresariales, la que espera finiquitar al cerrar los créditos que le restan. Entonces sí, con la serenidad de tener una carrera en su expediente, el central podrá acabar de dedicarse con todo su ímpetu a lo que más le ha gustado desde pequeño, jugar al fútbol.

Hijo de una familia trabajadora, Oleguer ha salido como un bicho raro, ya que nadie en su casa mostró amor por el fútbol. Desde bien pequeño, sus padres le inscribieron para que le diese al balón en el equipo del Lepanto, aunque posteriormente la DAMM se lo llevó. Se cruzó por su camino la Gramenet. Lo rechazó el Espanyol, por lo que el Barça no desaprovechó la oportunidad y se lanzó sobre él. Con silencio se ha hecho un hueco. Y eso dice mucho de su persona.

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