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Internacional | Mercadotecnia

El Emirates no gusta a los hinchas del Arsenal

Las asociaciones gunners protestan por el nombre del estadio

<b>ADIÓS AL MÍTICO HIGHBURY. </b>El Arsenal abandonará el mítico Highbury para pasar a jugar en el Emirates Stadium, nombre que no gusta a sus aficionados.

En 1988, la revista When Saturday Comes, guardián del espíritu tradicional del fútbol, escribió una editorial en la que anunciaba la llegada del apocalipsis: Lo mejor será que nos vayamos a casa. Esa debe haber sido la reacción de muchos aficionados al descubrir que la federación inglesa han decidido que la Cup sea esponsorizada por Courage o por cualquier otra compañía que ponga sobre la mesa unas cuantas libras y ningún escrúpulo. Habrá que comprar el próximo número para ver qué dicen del bautizo comercial del nuevo estadio del Arsenal: Emirates Stadium.

A los aficionados no les ha hecho mucha gracia el acuerdo (90 millones de libras pagados por Emirates Airline para ponerle nombre a la nueva residencia del club). Un gran número de nuestros 5.000 miembros están en contra de la decisión, dice Steven Powell, presidente de la Asociación Independiente de Aficionados del Arsenal. En una votación reciente, dos tercios se opusieron a que se llamara el nuevo estadio otra cosas que no fuera Highbury. Se trata nada menos que de la comercialización de la casa espiritual del club.

Otros denominan demoníaca la relación del Arsenal con los que son hasta final de temporada los esponsors de su rival, el Chelsea. El presidente Peter Hill-Wood le hubiera gustado que el nuevo estadio se llamara Arsène Wenger o Herbert Chapman, pero esa decisión se hubiera tomado con el corazón y no con el bolsillo: la construcción del estadio le cuesta al club, en intereses, 17 millones de libras anuales. Lo que Reyes, más o menos.

Cuatro años después de aquel editorial, las primeras dos divisiones se separaron de la federación y vendieron sus derechos televisivos, y ya no había vuelta de hoja. El dinero iba a regir el destino del fútbol en las islas. El último contrato con la liga inglesa, de tres años de duración, le costó a Sky 1.600 millones de libras. Combinado con el incremento de los precios de las entradas, acuerdos comerciales y merchandising intensivo (como poner en el mercado, y usar, cuatro camisetas diferentes por temporada como hizo el Manchester el año pasado) ha convertido a la liga inglesa en la más rica del mundo. El éxito deportivo y financiero se ha ido concentrando en manos de unos pocos: en diez temporadas, el Manchester United ha ganado siete títulos.

Desde ayer, en el Arsenal miran de reojo las protestas de los aficionados y se frotan las manos: el verano pasado anunció que sus beneficios, que aumentaron hasta un total de 11 millones de libras, se quedaban a tan sólo 17 millones del Manchester. Pero ahora saben que en poco tiempo serán una máquina de hacer dinero tan poderosa como la de su rival. Cifras y más cifras mareantes. Pero ya lo anuncia Oliver Holt en el Mirror: Ya no sois aficionados del Manchester United, sois clientes... Ya os podéis acostumbrar a ello.

rival para Glacer

Keit Harris, ex presidente de la FA, quiere pactar con los accionistas del United para impedir que Glacer compre.