Eurocopa 2004 | Rep. Checa 3 - Dinamarca 0

Baros mató a Dinamarca

Chequia se clasifica con dos goles del delantero

josé a. espinala crónica

Dinamarca no era peor, tampoco mejor, pero la mató una sociedad formada por un rebelde llamado Baros y ese viejo rockero al que no se le ha ido la fuerza con la pérdida de la melena, aquella despeinada melena con la que ganó el subcampeonato en Inglaterra 96. Poborsky luce ahora corte de pelo familiar y maneras más maduras: él fue el que le puso en la cabeza al gigante Koller el córner del 1-0 y el que habilitó a Baros en un 2-0 de vaselina suave, suave que me estás matando. Y mató. Sin tiempo para respirar, Baros anotaba el tercero, su quinto golazo del campeonato y la confirmación de que ni Rooneys, ni Ballacks ni Zidanes, todos ellos de veraneo ya: Milan James Dean Baros es el rey en Portugal.

Hasta ese momento, comienzos de la segunda parte ya, el partido había prometido mucho y entregado no demasiado, como un novio avispado que busca la entrepierna. Es difícil adivinar la razón por la que, a la media hora de juego, aficionados checos y daneses se habían puesto el sombrero de Jorge Negrete y, ea, hacían ola tras ola mexicana sobre la acalorada grada del Dragón.

La cosa iba todavía 0-0, a goles y a ocasiones. Apuntemos una teoría: la gente estaba harta de buen fútbol y necesitada de emociones, por eso la ola. Incluso el caviar, sin pan ni ná, acaba empalagando al gourmet más delicado. Chequia y Dinamarca no habían dejado de atacar un solo minuto, sin pelotazos y con la vista fija en los tres palos de la portería contraria, sólo la vista. Golpeándose con guantes de gomaespuma. Los daneses jugaban con cuatro extremos y Chequia iba arriba con seis mediaspunta, no se dejen engañar por el gráfico de la previa. Pero parecía (ausente Tomasson) como si no hubiera ningún delantero centro.

Chequia ejercía una presión asfixiante y demoledora, un ritmo epiléptico, el baile del sambito sobre Dinamarca. Los daneses comenzaron sacudiéndose el dominio y terminaron por cargar con el partido. Siempre de la misma manera: con Gravesen de mandamás en el centro del campo, ninguneando a Rosicky y a Nedved (demasiado perdido ayer) y Grönkjaer subiendo más y más veces por sus bandas, y decimos bien, sus bandas, porque el aún extremo del Chelsea correteaba adelante y atrás, a izquierda, y derecha, mandando mensajes a Abramovich como una esposa que se opera para que no la abandone un marido en la crisis de los 50. Pero Roman, mírame. ¿De verdad te quieres desprender de mí?

El caso fue que Grönkjaer también amagó sin dar, y en esas amaneció la segunda parte con Olsen, el técnico danés, ensimismado en su amor terrible y desmedido al atacar sin reservas. Pero es que hay veces en que el romanticismo se torna estupidez, lo que le pasa a los suicidas enamorados, Romeo, Julieta, Hamlet y otro danés varios siglos después: Morten Olsen.

Tal es la temeridad del técnico danés que defiende los córners con tres jugadores suyos fuera del área. Bueno para Chequia, que ya había sacado cinco en la primera mitad, y a la que le pasó como en el colegio donde, al sexto córner, algún pícaro concedía gol. Al gran Koller se lo dejó en bandeja Olsen con su manía de atacar los córners del adversario. Luego llegó el doblete de Baros. El seleccionador danés miraba al cielo y sacó del banquillo al ariete Madsen, recurso en busca del milagro que no podía lograr Tomasson. Madsen falló tres ocasiones que quedarán en la historia como una última carta de amor desesperado al fútbol ofensivo, papel mojado al fin. Hay pasiones que matan.

EL DETALLE: Chequia lo ha ganado todo

Chequia cuenta sus cuatro partidos del campeonato por victorias y victorias con espectáculo. En esos encuentros, ha anotado 10 goles y ha recibido cuatro.

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