Los periodistas firmaron la paz tras la guerra de Scolari

Al final, nos puso de acuerdo Letonia: ¡eso es levantarle la camisa a un equipo! Ushiro nage teutón contra Verpakovskis. Y los periodistas portugueses acabaron entendiendo que los españoles recelemos del árbitro Frisk después de ver al inglés Riley inhibirse de forma escandalosa en el área de Kahn. Llega la hora de la verdad y quien tiene padrinos se bautiza. Y más padrinos que el organizador, Al Pacino. Es de toda la vida: en 1982, a los árbitros sólo les faltó chutar con España.

Pero la paz ha llegado entre el periodismo ibérico tras dos días de discusiones por el árbitro y por Scolari. José Manuel Freitas, del rotativo A Bola, sostiene: Somos independientes hace 900 años. La opinión de los columnistas lusos la refleja como nadie Eusebio, la perla del Benfica: Vamos a responderles en Alvalade. A España, claro.

La opinión del periodismo local (Antonio José Rodígues, Miguel Pedro Viera y demás) es esta: Vosotros empezásteis, AS fue el primero en hablar del arbitraje. Nuestra respuesta: Es una simple cuestión de memoria y ni siquiera histórica; de lo de Corea hace sólo dos años. Y el sueco tiene fama de casero.

Gana el fútbol.

Ellos, a lo suyo: A ver cuándo un árbitro ha protegido a Portugal. Pues más o menos lo mismo que a España, es la réplica. Hay preocupación a ambos lados de este Mississipi ibérico. Jugadores y técnicos rivalizan en quien respeta más al árbitro y a la UEFA. Redactor de A Bola enfurecido, que incluso oculta su acreditación: ¡Habéis conseguido lo que queríais, que el árbitro salga mediatizado!. Desde Figo a Raúl, un mismo mensaje: ganará el fútbol, no el árbitro.

Al final estalla la paz. El responsable, Scolari y su mención a la guerra. El periodismo portugués rechaza la machada. Ricardo Tavares, en Record: Que nuestro público no convierta el España-Portugal en un Barça-Madrid. Al final, un deseo común: que gane el mejor. Pero Frisk nos tiene moscas, ¿eh? Obrigado.

El ganador se prepara para ser campeón

Fueron varios los periodistas españoles de distintos medios que intervinieron estos días últimos en las televisiones portuguesas, y a la inversa. El mensaje de ambos lados fue el de la concordia, porque no cabe otro. Es otro partido del siglo para españoles y portugueses, pero sólo eso. Con un añadido excitante para la ocasión: tal y como está discurriendo el torneo, en ambos lados domina la impresión de que el ganador de esta noche en el estadio José Alvalade puede ser el nuevo campeón de Europa. Ese fue el recado que, en medio de tanto buen rollo mediático (al fin), quedó para la esperanza de unos y otros vecinos. ¿Quién si no está haciendo méritos y desarrollando buen juego para merecer la corona? La sentencia será dura para el que le toque morder el polvo, pero al menos el ganador estará preparado para ser campeón.