1990...
El Rebound Ace no otorgaba ninguna ventaja significativa ni a los jugadores de fondo, ni a los de saque y volea. Así, Ivan Lendl ganó el abierto en 1989 y 1990; Jim Courier en 1992 y 1993; Boris Becker en 1991 y 1996; y Pete Sampras en 1994 y 1997.
Steffi Graf dominó el cuadro femenino desde 1988 a 1990, hasta que Monica Seles tomó su relevó y disfrutó de su propio reinado de tres años.
En el Open de Australia se han vivido maratonianos partidos y dramáticas situaciones. En 1995 Pete Sampras y Jim Courier se midieron en un eterno partido, con el entrenador de Sampras al borde de la muerte. Ese mismo año una tormenta inundó las pistas en vísperas del inicio de la final femenina, que pese a todo se jugó sin retraso. El año siguiente el jóven Mark Philippoussis apareció en la escena internacional derrotando al todopoderoso Sampras.
En 1996 Seles fue aclamada después de ganar su cuarto título australiano tras dos años de ausencia por su apuñalamiento. Jennifer Capriati también fue aclamada tras conseguir su primer título de Grand Slam. Defendiendo el título bajo un calor infernal en 2002, la americana arrastró por la pista a la tres veces campeona Martina Hingis.
En 2001 se estrenó un segundo estadio multifunción, el Vodafone Arena, con capacidad para 10.000 espectadores, lo que ayudó a batir un nuevo registro de asistencia, con 543.843 visitantes. Patrocinado por KIA y Heineken el torneo se asentó como el Grand Slam de Asia y Océano Pacífico. Esa misma edición Patrick Rafter desperdició su última ocasión para ganar el torneo de su país, tras caer acalambrado con Andre Agassi en semifinales. Dos años después, en otra noche épica de 2003, Andy Roddick sobrevivió en cuartos de final y tras cinco horas de partido a un brillante Younes El Aynaoui, que había eliminado a Lleyton Hewitt por 21-19 en el quinto set.
En términos económicos el Open de Australia es el evento deportivo más grande que se celebra en Australia. En 2004, el torneo repartió un total de 19 millones de dólares y los ganadores individuales, Roger Federer y Justine Henin-Hardenne, se embolsaron más de un millón de dólares.
La edición de 2004 supone el primero de los cuatro triunfos de Roger Federer en Melbourne Park, que repitiría en 2006, 2007 y 2010. El suizo debutó en el torneo en el 2000, alcanzando la tercera ronda, y casi siempre ha rendido bien en Australia. Aquel 2004 Federer doblegó en la final al ruso Marat Safin y cosechó el segundo 'grande' de su carrera, que le aupó al número uno mundial. Nunca antes un suizo había ganado el Australian Open.
En 2005 Safin se tomó la revancha y superó a Federer, que malgastó un punto de partido con un intento de passing shot por debajo de las piernas, pero el de Basilea volvió a llevarse el título en 2006 ante el chipriota Marcos Baghdatis. Ya entonces el suizo se emocionó cuando su ídolo Rod Laver le entregó la Norman Brookes Challenge Cup. “Espero que sepas lo mucho que esto significa para mí”, le agradeció tratando de secarse las lágrimas.
Era la primera vez desde que lo hiciera Sampras en 1994 que un tenista sumaba tres 'majors' de forma consecutiva y el séptimo de Federer, que igualaba así con leyendas como McEnroe, Newcombe y Wilander.
2007 supuso un nuevo paso adelante del suizo, que batió al chileno Fernando González. No perdió un set en todo el torneo, igualando al mítico Bjorn Borg. Roger consiguió alzarse con el triplete Australia-Wimbledon-US Open en tres ocasiones (2004, 2006 y 2007).
En 2008 un joven talentoso tenista serbio, Novak Djokovic, consigue su primer título de Grand Slam tras eliminar al mismo Federer en la semifinal y superar al potente francés Jo Wilfried Tsonga en la final.
Un año más tarde, en 2009, Federer volvió a ser uno de los protagonistas de la gran final. Esta ocasión volvió a llorar en la ceremonia de entrega de premios. Rafa Nadal, su gran rival, le superó en cinco sets (7-5, 3-6, 7-6, 3-6, 6-2) tras apenas contar con tiempo para recuperarse de una semifinal de infarto frente al madrileño Fernando Verdasco.
Con un Rafa Nadal mermado físicamente a causa de unas molestias en sus rodillas, que le obligan a retirarse en los cuartos de final, Federer recuperó el trono australiano en 2010 frente al escocés Andy Murray. Roger sumó en la central de Melbourne Park su decimosexto título Grand Slam, ya con sus gemelas en el mundo. Por contra, Murray malograba su segunda final de un ‘grande’. En chicas, Serena igualó los doce Grand Slam de Billie Jean King tras superar por 6-4, 3-6 y 6-2 a Justine Henin.
El escocés revivió la frustración de perder una final en 2011. En esta ocasión frente a su gran rival generacional, Novak Djokovic. El serbio se impuso de forma contundente (6-4, 6-2, 6-3) para firmar el segundo grande de su carrera. Una edición en la que el mejor español fue David Ferrer, que pisó por primera vez la ronda semifinal. En el cuadro femenino Kim Clijsters derrumbó la muralla china (Na Li) y sumó su cuarto grande, el primero fuera de Flushing Meadows.
En 2012 el Abierto de Australia vivió una final épica de más de seis horas, con Djokovic y Nadal de protagonistas. Cinco horas y 53 minutos de extunuante final, la más larga de un Grand Slam y el partido más largo del primer Grand Slam de la temporada (5-7, 6-4, 6-2, 6-7 y 7-5). Nadal cayó por séptima vez consecutiva ante su ‘bestia negra’ pero volvió a sentirse competitivo. Un punto de inflexión que se confirmaría meses después en Montecarlo. En damas, la bielorrusa Azarenka se estrenaba en Australia y se aupaba al número uno de la WTA.
En 2014, el suizo Stanislas Wawrinka ganó el primer Grand Slam de su carrera al imponerse en la final a Rafa Nadal por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3. El español jugó casi todo el partido lastrado por una lesión en la zona lumbar. Un año después Novak Djokovic volvió a imponer su ley por quinto año en Melbourne tras imponerse en la final al escocés Andy Murray (7–6(7–5), 6–7(4–7), 6–3 y 6–0), la tercera final en la que el serbio se imponía al británico. La final se repetiría un año más tarde con el mismo resultado de triunfo para el serbio (6-1, 7-5, 7-6(3)).
En 2016 el destino quiso que dos viejos rockeros, Roger Federer y Rafa Nadal, se volvieran a encontrar en una final de Grand Slam. Nadal llegaba al torneo como número nueve del mundo y el suizo ni siquiera estaba en el Top-10. Nadie contaba con ninguno de ellos para llegar a la final en Melbourne, ni mucho menos con que lo hicieran los dos. En el Rod Laver Arena se revivieron por momentos los épicos duelos que hicieron que la sana rivalidad entre estos dos genios de la raqueta pasara a la historia hace mucho tiempo. El resultado (4-6, 6-3, 1-6, 6-3 y 3-6 a favor de Federer) no es lo menos, pero casi, a la sombra del espectáculo de ver a dos auténticos mitos de nuevo en lo más alto.