Según la RAE, la introversión se define como la "condición de la persona que se distingue por su inclinación hacia el mundo interior, por la dificultad para las relaciones sociales y por su carácter reservado". Con esta definición en mente, algunos directores de cine han querido ahondar en el universo de estas almas introvertidas.

Lost in translation (2003, Sofia Coppola)

Bob Harris (Bill Murray), un actor estadounidense en decadencia, acepta una oferta para un anuncio de whisky japonés en Tokio. En la soledad del hotel en el que se aloja se topa con Charlotte (Scarlett Johansson), una joven casada con un fotógrafo que se pasa los días trabajando en un reportaje. Ambos se unen por el vacío que protagoniza sus vidas.

Déjame entrar (2008, Tomas Alfredson) 

Oskar, un niño de doce años, sufre 'bullying' en el colegio. Un día se hace amigo de Eli, una vecina de su edad cuya llegada al barrio coincide con varias muertes misteriosas. Oskar sospecha que Eli es un vampiro, pero quiere vencer su miedo para seguir manteniendo la amistad.

Yo, él y Raquel (2015, Alfonso Gomez-Rejon)

Greg intenta pasar el último año que le queda en el instituto de la forma más anónima posible, pero la situación cambia cuando su madre le obliga a hacerse amigo de una chica de clase que padece leucemia.

Las ventajas de ser un marginado (2012, Stephen Chbosky)

Charlie escribe cartas a una persona anónima en las que habla de temas como la amistad, la familia, las primeras citas o las drogas. Mientras tanto, luchará por encontrar a un grupo de personas en el instituto con las que pueda encajar.

Her (2013, Spike Jonze)

Theodore (Joaquin Phoenix) es un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja como escritor de cartas para terceras personas. Un día compra un nuevo sistema operativo basado en Inteligencia Artificial y, inesperadamente, inicia una relación romántica con Samantha, la voz femenina del sistema operativo.