Después de varios meses de incógnita sobre el paradero y el estado de salud de Kim Jong-Un, el líder norcoreano reaparece y vuelve a estar en el centro de la polémica tras la última medida que ha aplicado en el país y que nadie entiende. Y es que el militar ha decidido confiscar todos los perros de los habitantes de Pyongyang, la capital del país, alegando que este tipo de mascotas “representan la decadencia de occidente”. De locos.

Una vez conocida la medida, los ciudadanos de la capital norcoreana entraron en cólera ya que no entienden la lógica de esta decisión aunque, lamentablemente, poco pueden hacer en contra. Y por si no fuera poco, se temen lo peor: que sus mascotas terminen como plato principal en la mesa de alguna persona afín al dictador o en algún restaurante de Pyongyang ya que la escasez de alimentos en el país es realmente preocupante.

“La gente normal cría cerdos y pollos en sus porches mientras que los oficiales de alto rango y la gente rica, poseen perros. Algo que ha generado algo de resentimiento así que las autoridades han identificado a los hogares con perros y están forzándoles a entregarlos o se están confiscando y los están matando”, explica una fuente en declaraciones para la edición inglesa del periódico Chosun Ilbo. Según cuenta, Kim Jong-Un no vería con buenos ojos a los perros como mascotas tachando a esas personas de “burguesas”.

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