No creemos que haya nadie que diga públicamente que ama a las rotondas, pero desde luego sí que hay quien las odia. En las grandes ciudades suelen ser centros donde se acumula mucho tráfico, conductores que no tienen muy claro qué carril tomar, y otros que se pasan a la torera eso de que el que está dentro tiene preferencia.

Pero en campo abierto las rotondas se liberan, y por cuestión de magia pasan a ser casi monumentos insertados en la naturaleza. Estamos de broma, lógicamente, pero seguro que entiendes que nos referimos a esas rotondas que están dejadas de la mano de Dios y que, por algún casual u obra no acabada, no van a ninguna parte.

En Twitter el usuario @ronintv ha compartido una rotonda a las afueras de Segovia de ese tipo. Él cuenta que aunque parezca que puede ser para hacer un cambio de sentido, como se ve en la imagen, en realidad hay otra a solo 50 metros.

Es posible que se deba  a un polígono que nunca se llegó a construir, pero está claro que no es la única. A esa imagen han seguido otras muchas de rotondas que no van a ninguna parte, y es que parece que en España tenemos para dar y tomar.

PD: en la imagen la rotonda que vemos está situada en Calamocha (Teruel), donde tuvieron a bien poner la figura de un jamón enorme.