Su nombre es David Acklam, y seguramente sea uno de los tipos con la sangre más fría que hemos visto en los últimos tiempos.

Acklam es un ingeniero de Boeing que, entre otras cosas, parece que se mueve entre distintas bases de la compañía en su propia avioneta. Pues bien, cuando circulaba por encima de Parkland, en el estado de Washington (EE.UU.), notó que su avioneta tenía un fallo de motor.

Así las cosas, decidió que lo más viable era aterrizar en una de las vías de la ciudad, algo que pudo grabar por completo un coche de Policía que pasaba por ahí y que cambió de rumbo al ver al avión descender.

Lo más sorprendente de todo seguramente sea ver la tranquilidad con la que hace todo, pensar en cómo tiene que sentirse el coche al que se pone a su altura en el semáforo, y ver cómo el piloto se baja y simplemente mueve su avioneta como si no hubiese pasado nada.