Imaginemos un caimán y una nutria. Lógicamente, la visión del reptil y el mustélido no lleva a engaño. Las feroces fauces del caimán se ven mucho más peligrosas que el simpático mamífero peludo. O quizá no.

Unas cámaras de BBC han logrado filmar en la Amazonía el ataque de un caimán a una familia de nutrias. El reptil iba directo a por los más pequeños de la familia. El asterisco de toda esta historia es que no eran unas nutrias normales, sino unas nutrias gigantes del amazonas, una animal, el más grande de su familia, que puede alcanzar los 35 kilos de peso y los 150 centímetros de longitud, aunque su cola se lleve buena parte de esta longitud.

El caimán se echa encima de los mustélidos cuando empieza a aparecer toda la familia, que consigue echarse encima de su atacante y comienza una lluvia de mordiscos y arañazos en la cabeza, los ojos y la parte alta del lomo.

El caimán consigue salir huyendo, aunque acabaría muriendo poco después por el ataque, según afirman los documentalistas. En la familia de nutrias también habría bajas, dos crías que no pudieron sobrevivir al ataque.

La naturaleza nos vuelve a enseñar que las apariencias engañan, y mucho.