Sí, el eclipse solar más importante de los últimos 40 años ya ha pasado. Y sí, como ya habíamos avisado, en prácticamente toda España y América Latina se ha podido ver solo como un eclipse parcial. Y eso en los mejores casos, así que es normal que te sientas un poco frustrado si has estado toda la semana leyendo sobre un fenómeno que solo se iba a ver en los Estados Unidos. Es lo que tiene la predominancia cultural.

Pero pese a esto el eclipse nos ha dejado grandes historias, y la mayor quizá sea ver a una de las personas más poderosas del mundo haciendo oídos sordos a una de las recomendaciones más repetidas estos días en medios especializados y organismos médicos. Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, se quitó sus gafas especiales para mirar al sol. Dos veces además. Melania también miró al sol al comienzo antes de ponerse sus gafas.

El gesto de Trump, rápidamente difundido por varios medios, es parecido al que haría un niño pequeño. Se quita las gafas, otea un poco el sol, siente que no pasa nada, y mira otro poco. Te han dicho que no debes mirar y miras. Y en cierto modo se encuentran opiniones parecidas en Twitter. Quizá haya que aplicar la psicología inversa.

Lo que dice la ciencia sobre por qué no debemos mirar al sol directamente durante un eclipse es que los rayos ultravioletas de forma prolongada pueden dañar de forma irremediable nuestras retinas. Y lo peor de todo es que no sentimos que nos estamos haciendo daño hasta que tiene efectos en nuestra visión.

La cadena FOX recogió por ejemplo días antes de este eclipse el caso de dos ancianos de Oregon que perdieron su vista por contemplar un eclipse directamente hace unas décadas. Algo que Trump no debió leer.