Que en 90 las marcas de helados molaban más que las actuales no es ningún secreto. Miko, Camy y Frigo partían la pana en una industria en la que era impensable que la cara de Iniesta pudiese ayudar a vender más helados. En aquella época, la publicidad jugaba en otra liga y recurría, sobre todo, a la sexualidad para construir su discurso.

El placer de comer un helado se comparaba casi todo el tiempo con el placer carnal archidemonizado por la iglesia, pero esa no era la parte más turbia. La publicidad heladera de los 90 no tenía ningún reparo en utilizar a niños como protagonistas de sus anuncios, ni en llamar "negrito" a un helado por el mero hecho de ser íntegramente de chocolate.

Los 90 no fueron precisamente un año a destacar dentro de la ética publicitaria. Los anuncios de helados son solo un ejemplo más que pone en evidencia el abismo que existe entre los spots actuales y los de hace 20 años.

1. Pirulo Tropical (1994)

El eslogan machista "para chulo, chulo, mi pirulo" carece de importancia cuando ves lo sexista que era el anuncio. ¿Era necesario, en serio, atribuírle ese rol de chulo de playa a un niño de 7 años? ¿Era necesario que besara a una niña en la boca y que a ésta le dieran vueltas las trenzas a causa, supuestamente, del placer del helado/beso?

2. Negrito (1985)

Estereotipación máxima de las personas de raza negra a través de una canción más pegadiza que la 'Barbacoa' de Georgie Dann.

3. Rol (1988)

El Rol era un helado con forma de espiral y sabor a chocolate. ¿Qué mejor forma de anunciar un helado que utilizar unos labios de mujer pintados de rojo para guiar a un hombre que, literalmente, sube corriendo a través de la espiral del helado con el único objetivo de llegar a los labios que le hablan tan seductoramente?

4. Cuore (1994)

Cuore no era ninguna panacea heladil. Se trataba de un cono de nata con un "corazón" de chocolate en su interior. El anuncio que lo promocionaba contaba la historia de unos niños de unos ¿3/4 años? que miraban a escondidas cómo una mujer se cambiaba el traje de baño. Sin embargo, el spot da un giro de guion inesperado cuando la mujer descubre a los niños espiándola y decide abrir la toalla con la que se cubría. "¡Sorpresa, niños!¡Ya tengo el bañador puesto y no me habéis pillado jiji!". Fin del anuncio.