Llevas por primera vez a tu pareja a casa para que tus padres le conozcan. Casualmente, tu novio se llama Edu y tu padre (creemos que para romper el hielo) le dice: "Ey, Edu, Feliz Navidad". Tú que has nacido en 1995 no entiendes nada, pero tu padre, tu madre y Edu se parten de risa. Tus padres porque recuerdan aquel spot de Airtel y Edu porque lleva soportando semejante bulling desde que le pusieron el nombre en el registro.

El anuncio de las Navidades de 1997 no solo se ha convertido en parte del imaginario colectivo español, sino en una de las bromas favortias de padres y cuñados. Sin embargo, aquel anuncio dejó consecuencias de todo tipo y una de ellas fue hacer de su protagonista una verdadera celebritie.

Según la agencia de comunicación Newsline, el anuncio de "Hola, soy Edu, feliz navidad" es el más visto de la historia de la televisión. Aunque nosotros tenemos nuestras dudas, sí que podemos decir que se convirtió en un fenómeno viral en una época en la que el ordenador se utilizaba para poco más que jugar al Buscaminas. El eslogan de la campaña de Airtel logró instalarse en la jerga española y codearse con expresiones como "Cuando haces pop, ya no hay stop" o "Para chulo, chulo, mi pirulo".

¿Qué fue de Edu?

O mejor dicho, ¿qué fue de Enrique Espinosa? Tras protagonizar varios anuncios más como este para Chupa Chups o salir en programas de máxima audiencia como 'Crónicas Marcianas', la popularidad de Edu fue volviendo poco a poco a la normalidad.

Sin embargo, haber sido una cara conocida de la televisión de los 90 ha marcado más a Enrique de lo que a priori puede parecer: "Durante 20 años he estado meditando sobre el porqué del impacto del anuncio y cuando descubrí el motivo, cree mi proyecto para aplicar la metodología del éxito del anuncio junto con la tecnología digital", explica Enrique.

Edu, al contario que Marisol u otros niños prodigio, supo darle la vuelta a la tortilla. Aplicó todos los conocimientos adquiridos en "Hola, soy Edu, ¡Feliz Navidad!" para convertirse en un emprendedor de éxito.

Enrique dice haber dado con el quid de la cuestión en el mundo de la publicidad y ha creado su propia consultoría. Centrado en dar un empujón a toda pyme necesitada de pensamiento millennial, Enrique demuestra que es posible dejar un pasado televisivo atrás, incluso, cuando has aparecido en 'Crónicas Marcianas'.