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LOCOS BAJITOS

Cosas que pensabas de pequeño y no eran ciertas

Lo que pasaba por nuestras cabezas en la infancia

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Cosas que pensabas de pequeño y no eran ciertas

La imaginación de los niños no tiene límites. En los primeros años de tu vida, con la información justa y necesaria que te dan tus padres y familiares, a tu mente le da por imaginarse historias que le den explicación a una serie de cosas que no entiendes. Y esas historias son muy divertidas.

Por eso, en Epik hemos hecho un estudio de campo para descubrir que cosas pensabas de pequeño. Historias curiosas y divertidas, tiernas e ingenuas, pero que seguro que te sacarán como mínimo unas cuantas sonrisas.

Buscando el Titanic

"Cuando iba a infantil creía que en el arenero del patio de mi colegio estaba enterrado el Titanic. No me preguntes por qué pero yo había llegado a esa conclusión. Convencí a unos compañeros para excavar en el arenero, pero no teníamos palas, el colegio no nos había proporcionado ese tipo de material para nuestra búsqueda así que mientras un compañero utilizaba sus manos yo tiraba 'pedrolos' al terreno, con tan mala suerte de que le di y le rompí un dedo. La búsqueda se suspendió por ese accidente y no encontramos nunca el Titanic". Daniel (Guadalajara; 1992).

La era pretecnológica

"Pensaba que cuando buscabas algo en Internet había un hombre que en su casa te escribía las respuestas a lo que preguntabas. Era una época mala. Nadie tenia aun ordenador ni internet en su casa y yo pensaba que qué hombre más listo que te respondía a todo". Alba (Madrid; 1994).

La fuerza de los besos

"Yo pensaba de pequeño que los niños se hacían dando besos. Pensaba que se producía algún tipo de misterioso proceso por el cual algún tipo de sustancia en la saliva bajaba a través del esófago y se depositaba en el estómago o en cualquier otro sitio. Que es una acto que no está demasiado alejado de la realidad. Buff, eso último bórralo, está muy feo, no lo pongas". Álvaro (Toledo; 1992).

Disney hizo mella

"De pequeña creía que Dios era como el genio de la lámpara de Aladdin, al que se le podían pedir deseos y que si se los pedías se cumplían. Así que con 7-8 años rezaba todas las noches y le pedía a Dios que me hiciese lo más parecida posible a Claudia Schiffer: alta, delgada, rubia y con el pelo liso, porque yo era todo lo contrario. Y me dormía con la esperanza de que al día siguiente fuese como ella pero me levantaba horas después y seguía siendo igual de bajita, rechoncha, morena y con un pelo rizado más bien encrespado. Mis ilusiones volaban cada mañana que me despertaba". Raquel (Madrid; 1988)

"Gracias a Toy Story me dio por pensar que los muñecos se montaban juergas en mi habitación. Que hablaban y se movían cuando yo no estaba. Yo me quedaba sigilosa observándoles". Amaia (Madrid; 1992).

Niños tuertos

"Yo pensaba cuando iba a parvulitos que los niños que tenían un parche por el ojo vago habían perdido ese ojo realmente. En ocasiones pensaba que era útil en el caso de que tuviesen que llevar un disfraz de pirata". Carmen (Santander; 1993).

Lógica aplastante

"Pensaba que el zapato del pie izquierdo y el derecho eran iguales y que podías ponerte el que quisieras en cada pie. Esto a mis 3-4 años le daba mucho quebraderos de cabeza a mis padres". Zenobia (Avilés; 1991).

"De pequeña creía que los profesores vivían en el colegio y que dormían y hacían vida normal allí". María (Córdoba; 1992).

El poder de la germinación

"Siempre he bebido mucha agua y mis padres me decían que bebía tanta agua me iban a salir ranas en la barriga y a veces abría la boca para ver si las oía. También pensaba que si comía un guisante y luego no iba al baño me iba a crecer una planta en la barriga. Si nos creíamos que el Ratoncito Pérez existía, ¿cómo no íbamos a creernos también estas cosas?". Rosa (Murcia; 1991).

Gnomos en el bosque

"Iba mucho al campo a recoger setas con mis padres y me habían dicho que en las setas vivían los gnomos. Recuerdo que una vez fui de excursión al colegio y vi gnomitos y princesas, evidentemente debía ser gente disfrazada pero eran cosas muy raras". Amaia (Madrid; 1992).