Dan Mancina es un aficionado al skate de Michigan, en Estados Unidos, como muchos otros jóvenes de su edad. Su ejemplo sin embargo se ha extendido en los últimos días a través de redes sociales y varias publicaciones después de que haya sido uno de los candidatos elegidos para difundir la superación de los  invidentes con una beca que otorga el instituto LightHouse, una fundación californiana dedicada a mejorar la calidad de vida las personas ciegas.

Como te puedes imaginar, Mancina es ciego. Ha ido perdiendo su visión debido a una enfermedad hereditaria conocida como retinitis pigmentaria, que poco a poco va a afectando a la capacidad de la retina para responder a la luz.

A sus 29 años, Mancina comenzó a notar que perdía visión hace cinco años. "Hay una porción muy pequeña de mi ojo derecho que tiene todavía visión periférica. Si tuviera que decir cuánto veo, diría que un 5%, pero es más sombras y luces. Si algo no se mueve, no puedo verlo. Y no es una visión clara", explicaba en una entrevista publicada en enero por el portal especializado en deportes extremos Jenkem.

A pesar de su falta de visión, y de que esto le hizo ir dejando poco a poco el patín de lado, Mancina se propuso recuperar su hobbie. Según cuenta en la citada entrevista, comenzó probando a saltar latas, hasta conseguir superar un cajón. Ahora, patina bastón en mano de una forma totalmente alucinante, ayudándose también de emisores de sonido para superar obstáculos en circuitos cerrados.

"Empecé colocando los obstáculos delante de pequeñas grietas en el suelo que pudiera percibir con el patín", explica, refiriéndose también a sus demás sentidos. "No es que se hayan agudizado como si fuera un superhéroes, simplemente ahora les presto más atención. De hecho, una de las cosas que más disfruto desde que no tengo visión es oír hablar a la gente", señala Mancina.