Si hay algo que consiga ponernos al límite (con adrenalina o terror) eso es una montaña rusa. Ese amasijo de hierros que te define como persona: o te apasiona y eres un adicto a la adrenalina o eres un cobarde que vomita sólo con ver una de cerca. El mayor exponente del gusto o muerte. Pero más allá de eso, las montañas rusas tienen una infinidad de posibilidades. ¿No nos crees? Aquí tienes unos cuantos ejemplos.

1. Ponerte en plan Rafiki, alzar a Simba como el futuro rey y decirle que "todo esto antes era campo".

2. Gritar "ay, Gregoria".

3. Montarte un castillo de naipes con tus colegas.

4. Creerte Rocky Balboa.

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5. Desnudarte fuerte.

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6. Excitarte fuerte.

7. Creerte Jack el de Titanic.

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8. Cumplir a rajatabla lo de "no saquen los brazos del vagón".

9. Tomar un tentempié.

10. Y otro.

11. Y otro.

12. Echarlo todo.

13. Escuchar a través de un vaso cómo tu colega se acuerda de tus ancestros por haberle obligado a montarse.

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14. Operar/que te operen a corazón abierto.

15. Aprovechar para asearte y peinarte con tu familia para una fiesta de pitiminí.

16. Seguir de servicio mientras piensas que she will always loves you.

17. Echarte un piti.

18. Ser poseído por un demonio.

19. Pensar que vas a morir.