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NO SUFRAS

Todo lo que sientes en la cola de la discoteca

El pesar al verla, la camaradería enmedio, las dudas al observar cómo tiran a otros, el bajón al pagar... o al ser expulsado. Empatizamos contigo

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Todo lo que sientes en la cola de la discoteca

Sabemos que es duro. No os ha pasado a todos. Que te tiren de la discoteca es horrible. En ese momento te acuerdas del "yo quiero entrar en tu garito con zapatillas" de El canto del loco. Lo que hay dentro no es para tanto (y lo sabes), pero al fin y al cabo te apetece pasar un buen rato con tus colegas. Esta es la crónica de tus sentimientos en ese particular lugar, la cola de la discoteca. Y, por favor, lee bien el consejo final.

1. Antes de llegar a la esquina, eres feliz. Piensas en lo cerca que estás y en lo bien que te lo vas a pasar. Cuando ves esa inmensa columna de seres humanos te conviertes en Ralph cuando Lisa le rompe el corazón.

2. Inicias el camino con cara de perro mojado. Tienes la esperanza de encontrar a alguien que conozcas en la cola, con el que entablar conversación y, disimuladamente, recortar varias docenas de personas. Es más difícil que que elegir entre Charmander y Squirtle (si escogías a Bulbasur, fuera de la cola).

3. Te colocas al final. Estás lejísimos. Tú estás en la Comarca y la fachada de la discoteca es la Puerta Negra. No hay águilas para solucionar el asunto.

4. En los primeros minutos, te animas. Habláis con otros grupos cercanos; alguno de vosotros parece que incluso liga. El espíritu de camaradería es intenso. El ron ingerido antes de llegar a la cola ayuda.

5. Pasan los minutos y os habéis movido a velocidad de glaciar. Ante el bloqueo, empezáis a conversar sobre lo divino y lo humano. Vuestra retórica es inigualable (o eso crees), a lo Tyrion Lannister con Abraham Lincoln.

6. No sabéis cómo, pero uno del grupo ha desaparecido de forma repentina.Es el maestro de la bomba de humo. Haces la misma reflexión que con los calcetines. Ya aparecerá.

7. La cosa empieza a alargarse demasiado. Se os comienza a bajar el ‘contentillo’ a casi todos. Algo se ha roto. Es vuestra confianza.

8. Os acercáis y las dudas empiezan a corroeros. Ya podéis ver la función de los puertas. Acaban de tirar a un grupo que vestía mejor que vosotros.

9. Cada vez queda menos y caeis en barrena. Que si por qué te has puesto esas zapatilla, que si por qué no te quitas el pendiente, que sí qué te costaba cortarte el pelo… La discusión entre los débiles empieza justo antes de que os vea el puerta.

10. Sois los primeros, al fin. El puerta os mira, consciente de que el minúsculo poder que atesora lo significa todo para vosotros en ese momento, a las 4:57 horas. El desaparecido se reincorpora de la nada. Se ha comido un kebab y es más feliz que vosotros.

11. A partir de aquí, se abren tres posibles escenarios:

A) Os tiran, os lamentáis un poco y vais a un garito más pequeño, más barato y en el que os lo pasaréis un millón de veces mejor.

B) Os tiran y hacéis caso al idiota que sugiere volver a intentarlo. Os vuelven a tirar y os vais a casa maldiciéndole.

C) Os dejan pasar, os cobran un pastón por todo y termináis la noche con la tarjeta de crédito chamuscada. No hablemos del efectivo.

PD: Escoge la D) No vayas a la discoteca. No hagas ningún tipo de cola. Ve a garitos, idiota.