La provincia de Coruña no siempre vivió bajo el dominio futbolístico del Dépor. Hubo cuatro años en los noventa en los que cambió el equilibrio. La capital de Galicia fue el puntal de la región en Primera División. Fue la época de los peregrinos del fútbol. Todo comenzó el uno de junio de 1994, cuando la tropa del apóstol derrotó al Rayo Vallecano en el Carlos Tartiere de Oviedo. Caneda presidía el club, Ohen hacía los goles y Javier Bellido comandaba la zaga.

“Ese partido fue increíble. Logramos un ascenso que cambió la historia del Compostela para siempre”. La emoción conquistó aquel día a Bellido, que llevaba tres años defendiendo los colores del Compos en Segunda: “Fue increíble”. Era el pistoletazo de salida para una ‘legislatura’ gloriosa. “El primer año sufrimos. Nos salvamos en la última jornada al ganar al Tenerife en casa. Es el momento que recuerdo con más cariño”, añade el entonces central, que atiende a Epik por teléfono.

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El Compostela hizo lo más difícil: aguantó el primer año entre los grandes. “Competíamos de tú a tú con históricos del fútbol español. Eso ha quedado ahí para siempre… Es una semilla que hay que regar porque puede volver”. Si algún día lo hace, todos acudirán a un precedente escrito con letras de oro en el currículo compostelano. En la segunda temporada en Primea, los gallegos fueron subcampeones de invierno.

“Solo el Atlético quedó por delante de nosotros. Fernando Vázquez entrenaba el equipo y realizamos un gran papel. Ganamos los dos derbis gallegos, tanto al Celta como al Dépor… La ilusión era enorme y no nos bajamos de la zona alta en toda la primera vuelta”. Falagán, Mauro, Nacho, Villena, Bellido, José Ramón, Lekumberri, Fabiano, Passi, Ohen y Christensen. Ellos fueron los principales autores de una época que reverbera al final del camino: “Es gente con algo de edad, pero aún se recuerda”.

El equipo encalló en la segunda vuelta. No bajó, ni tampoco lo hizo la temporada siguiente, cuando encajó el famoso gol de Ronaldo. El guión se torció una temporada después. En 1998 se consumó el retorno a la categoría de plata. Después llegarían el colapso deportivo y los impagos a jugadores. En 2004, se aprobó la liquidación del club. A la vez, se gestaba el nacimiento del Campus Stellae, que acabaría heredando los derechos deportivos de la histórica entidad disuelta.

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“Fue una época complicada, pero ahora el club se encuentra saneado económicamente; no tenemos problemas en ese sentido”, indica el presidente del Compos, Antonio Quinteiro. En aquellos años, todo se torció; el primer equipo llegó a descender a Preferente. El nuevo mandatariotomó las riendas del club gallego en 2011, en un relevo de funciones tortuoso. La situación administrativa parece haberse calmado, pero el plano deportivo sigue bajo nubarrones.

El equipo iniciará la temporada en Tercera División tras una pésima temporada en Segunda B, la cuarta categoría del fútbol español. Se han caído del cajón de bronce. “Desde luego, es un retroceso. No es agradable ni se corresponde con la ilusión que tenemos. Teníamos un proyecto sólido con jugadores de nivel, pero el fútbol no son matemáticas… Entras en una dinámica negativa, caes en un pozo anímico, no hubo una buena gestión deportiva y cuando cambiamos, el daño era muy profundo”, indica Quinteiro. Ante la situación actual, solo se puede apuntar a unos favorecidos: los jugadores de la cantera. Así lo destaca el director de las categorías inferiores compostelanas, el propio Bellido: “El club tiene que tirar de jugadores de la casa”.

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“Un descenso siempre es lamentable pero favorece las oportunidades de la cantera; se ha demostrado con clubes incluso saneados. Muchos que han vivido por encima de sus posibilidades luego han mirado a las categorías inferiores y se han sorprendido. Ya hemos logrado que dos juveniles asciendan al primer equipo”, añade Bellido, en una línea parecida a la del presidente: “Nuestra única idea es trabajar mucho. Si ascendemos, estupendo pero debemos hacerlo con naturalidad… Con nuestros propios recursos y el apoyo de la ciudad. Todos debemos ir de la mano”.

El presidente pide más implicación a los vecinos, que de momento no llenan San Lázaro. “Tenemos unos 800 socios”, muy lejos de los 10.000 que registró el club en los años de bonanza. El camino hacia la gloria perdida se antoja impensable a corto plazo, recién descendidos a Tercera, pero la esperanza nunca se ahoga. “Primera son palabras mayores. La categoría adecuada a nuestro tamaño y a la ciudad es Segunda, pero si se hacen las cosas bien y lo logramos… Habría que disfrutarlo con cabeza para que no suponga el descalabro económico del pasado. Pero sí, ojalá volvamos a Primera”, indica Quinteiro.

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“La semilla está ahí y veremos lo que sucede el día de mañana. Una vez que has estado en Primera siempre puedes volver. A ver si conseguimos regresar ahí arriba”, añade Bellido, esperanzado ante el futuro. La capital gallega añora su antigua gloria futbolística, que toda España escuchaba gracias a la voz de Antonio Bermúdez, voz de la Cadena SER desde San Lázaro. Falleció recientemente mientras participaba en una reunión del club, una entidad que intentará zarpar hacia el ascenso. Como cada año desde 1998.

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