Los aficionados al fútbol, de todos los equipos, comparten una tendencia natural a valorar Supercopas y Mundialitos en función de quién los disputa. Si son los míos, valen oro. Si es el vecino, poco más que solteros contra casados. Sea como sea, son trofeos rodeados de una mística especial para determinados equipos. Es el caso del Real Madrid y el Sevilla, contendientes en Noruega en busca de la guinda a su fantástica temporada continental. Os explicamos los motivos.

2000: Se confirma el gafe merengue

La Supercopa se instauró como trofeo en los años setenta. Por ello, la disciplina merengue no disputó el partido entre campeones en ninguna de sus primeras seis Copas de Europa. En su reencuentro con la gloria continental, en la Séptima de 1998, derrapó. Cayó ante el Chelsea. Importó poco, pero si escoció más la derrota dos años después. Los de Del Bosque cayeron ante el Galatasaray después de levantar la Octava. Después de dos intentos, el Madrid no fue capaz de levantar el trofeo. Había ganado ocho Copas de Europa en once intentos. En dos duelos por la Supercopa, no logró ni una.

2002: Roberto Carlos al rescate

El cañonero corrigió esa anomalía. El Madrid saboreó las mieles del triunfo en Mónaco, sede perenne de la Supercopa por entonces, después de conquistar la Novena. El mismo que asistió a Zinedine Zidane en su volea para la historia fue el principal protagonista de la victoria ante el Feyenoord. El brasileño forzó el primero y marcó el segundo, curiosamente, con la derecha. Firmó un gran choque que anuló a los holandeses, con Van Hooijdonk al frente. Guti cerró el resultado (3-1), Roberto Carlos fue nombrado mejor jugador del partido y el Real Madrid levantó su primera Supercopa.

2006: A la primera, gloria

El Sevilla vive un romance descarado con la segunda competición continental, pero hubo un momento en que sus victorias sorprendían. Así fue en 2006, cuando levantó su primera UEFA. Los hispalenses barrieron al Middlesbrough en aquella final, con un póker de goles para el recuerdo. En la Supercopa esperaba otro equipo español, el Barça de Rijkaard y Ronaldinho, en su primer reencuentro con la Champions tras la del gol de Koeman.

Kanouté, Navas, Luis Fabiano, Dani Alves y compañía aplastaron a los catalanes. El Barça había logrado dos Supercopas de Europa y había perdido otra en el pasado. El Sevilla se coronó a la primera. Venció por tres goles a cero, con una actuación estelar del lateral derecho, que acabaría recalando en el Barcelona. Renato, Kanouté y Maresca hicieron los goles. El Barça se vengó nueve años después.

2007: Con Antonio Puerta en la memoria

La peor prueba que ha tenido que superar el sevillismo en su historia reciente llegó justo antes de aquella Supercopa de Europa. Antonio Puerta falleció tres días antes del duelo en Mónaco. El lateral zurdo falleció después de permanecer dos días en la UCI por una parada cardiorrespiratoria sufrida en un duelo liguero ante el Getafe. El partido estuvo a punto de suspenderse, pero finalmente se disputó.

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Los veintidós jugadores saltaron al verde con el apellido ‘Puerta’ bajo sus dorsales. Sus compañeros se adelantaron en el marcador, gracias a un gran tanto de Renato. Sin embargo, el entonces todopoderoso AC MIlan de Kaká dio la vuelta al marcador. Inzaghi puso el empate, Jankulovski hizo el segundo con una fantástica volea y el brasileño cerró la victoria. Se acordó de Puerta.

2014: Doble reencuentro

La Supercopa de Europa es al fútbol lo que un buen postre a un chuletón de Ávila. Si no aciertas, no fastidias lo feliz que te ha dejado esa divina pieza de carne... pero si eliges el postre adecuado te coronas; esa es la alegría absoluta. Así se encontraban Real Madrid y Sevilla en aquel año, después de varias temporadas sin saborear ningún título continental. Se cruzaron en una Supercopa que acabaron levantando los merengues.

¿Quién lo hará esta vez?

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