El coronavirus está azotando a China después de dos años, cuando estalló la pandemia en la ciudad de Wuhan. Desde entonces, este país asiático ha podido frenar las olas de contagios que iban surgiendo en el resto del mundo gracias a su política de “Covid cero”. Sin embargo, la llegada de la variante Ómicron está poniendo a prueba esta estrategia de contención del virus.

Desde hace aproximadamente un mes, China está sumida en una gran cantidad de contagios procedentes de la variante Ómicron que está haciendo que bata sus propios récords obtenidos en el inicio de la pandemia. Los casos se han multiplicado por todo el país, lo que ha llevado al Gobierno a retomar el confinamiento de varias ciudades. Además de los 25 millones de personas que viven en Shanghái, una de las ciudades más afectadas por estos rebrotes, también se han confinado a decenas de millones en otras ciudades.

Esta situación pone en duda la eficacia de la política de “Covid cero” ante Ómicron, una variante más contagiosa y que, en muchos casos, se presenta de manera asintomática. La falta de inmunidad de rebaño en la población China también es un factor importante para entender el porqué de estos datos. El porcentaje de mayores de 60 años con la pauta completa de vacunación es muy inferior a la de Occidente. Según los datos de la Comisión Nacional de Salud, el 56% de los mayores de 60 años tienen las tres dosis, pero la cifra disminuye al 48% si hablamos de mayores de 70, y llega al 20% en octogenarios.

Esto supone que más de 50 millones de personas mayores de 60 años no cuentan con la pauta completa, y al menos 15 millones son octogenarios, lo que pone en riesgo a las autoridades chinas para evitar una masacre de muertos como está ocurriendo en Hong Kong desde principios de año.

La política, el principal motivo

Al confinamiento de grandes ciudades como Shanghái, que representa el 3% del PIB para China, no solo se aplican motivos sanitarios para proteger a la a la población de contraer el virus, sino que detrás también se encuentran motivos políticos para diferenciarse de Occidente.

Desde el estallido de la pandemia en 2020, el Partido Comunista ha decidido seguir un modelo autoritario que ha funcionado durante los primeros años para defender la vida de su ciudadanía, algo que no pasó en las democracias occidentales en donde el coronavirus dejó una escabechina a su paso.

A pesar de las dudas sobre el funcionamiento de la política “Covid cero” por el aumento de contagios, el confinamiento aplicado ha logrado que desde que se detectó esta ola de casos no haya muerto ninguna persona.

China seguirá aplicando su política "Covid cero" hasta que disminuyan los casos, especialemnte los asintomáticos. El país lleva confinado desde principios de abril y, por el momento, no tiene fecha para que sus habitantes vuelvan a las calles.