El Cuerpo de Bomberos de Madrid tiene su origen en el año 1894, cuando por primera vez, se aprobase el primer reglamento del Cuerpo de Bomberos de la Villa de Madrid. Nació con el objetivo de atender a la extinción de incendios, y a la salvación tanto de personas como de propiedades.

Actualmente, este servicio se engloba dentro de la estructura de Dirección de Emergencias y Protección Civil, y su organización está dividida en dos partes. La primera, lleva a cabo actividades de gestión derivada del funcionamiento del servicio, y la segunda, está enfocada a la intervención en los siniestros, tal y como informa el Ayuntamiento de Madrid. La capital cuenta con 12 parques de bomberos, ubicados en cuatro zonas de la ciudad (Norte, Sur, Este y Centro).

Son unos 1.500 empleados los que desempeñan las labores de bombero en la ciudad madrileña. Con respecto a los horarios, los bomberos trabajan en seis turnos, con un servicio operativo de 24 horas y 365 días al año. Además, el cuerpo cuenta con más de 200 vehículos de diferente clase. Los vehículos de "Primera Salida", disponen de un cuerpo de bomba y depósito de agua de unos 1.500 litros para la atención de fuegos en la vía pública.

No son los únicos vehículos disponibles, ya que también se encuentran en diferentes parques algunos como el "Bomba de Primera Salida". Está dotado de un cuerpo de bomba y depósito de agua de unos 3.000 litros, y actúa en fuegos originados en interiores, o los de "Autoescaleras", que intervienen en la extinción de los fuegos en viviendas. Para ingresar en el Cuerpo, es imprescindible contar con una serie de requisitos y pruebas físicas.

Entre ellos, destacan algunos como tener 18 años de edad, estar en posesión del grado universitario de arquitectura o ingeniería y tener el permiso de conducir de la clase B, con la autorización para conducir vehículos prioritarios.

Colores para distinguir los cargos de cada miembro del cuerpo

Con respecto al Cuerpo de Bomberos de Madrid, cada integrante se diferencia de los demás por el color de su casco. El más habitual, el color negro, se atribuye a los propios bomberos que se encargan de las labores principales en un incendio o rescate de personas.

Sin embargo, no es el único color destacado, ya que hay otros colores que identifican a otros bomberos por la posición que ocupan. El rojo, que distingue al sargento, y el gris, que identifica al suboficial, son los colores que llevan los miembros del cuerpo con mayor responsabilidad. El sargento conductor lleva el casco de color naranja, mientras que los oficiales portan un casco de color blanco.