Desde el inicio de la invasión de Rusia en Ucrania, se ha especulado sobre la posibilidad de que Rusia realice un ataque nuclear. Sin embargo, este ataque no sería el más peligroso, ya que habría otro peor. Según expresó el coronel retirado Luis Martín Otero a la 'Cadena SER', el botón más destructivo sería el biológico o nuclear.

"Ahora mismo la amenaza no es que apriete el botón nuclear, que es más bien para disuadir. Mi miedo está en que apriete el botón biológico o químico", expuso este experto en amenazas biológicas a la citada emisora. Consideradas como armas de destrucción masiva y, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las armas biológicas son aquellos organismos vivos o toxinas causantes de enfermedad diseminados para producir daños o matar a seres humanos.

De hecho, y según lo que informa la propia ONU, este tipo de armas se utilizan con diferentes fines, como por ejemplo, los asesinatos políticos, la infección de ganado o productos agrícolas para provocar crisis alimentarias y económicas, la creación de catástrofes ambientales y la introducción de enfermedades generalizadas, miedo y desconfianza entre la población. Sin embargo, no son las únicas que actúan de esta forma.

Una función similar desempeñan las armas químicas. En este caso, se trata de sustancias químicas utilizadas también para causar la muerte o daños mediante sus propiedades tóxicas, tal y como explica en su web la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ). A diferencia de las armas tácticas o no estratégicas, las armas nucleares son diseñadas y utilizadas para ataques a mayor escala.

Por otra parte, este tipo de armas cuenta con una ventaja en comparación a las armas nucleares, y es el coste de fabricación. Así lo aseguró en declaraciones a la 'SER' el profesor de microbiología de la Universidad Complutense, Domingo Marquina. "El precio del desarrollo de una arma nuclear supondría a lo mejor 1.000 euros, mientras que el de un arma química se sitúa en unos cuatro o cinco euros".

Los países, sujetos a la Convención de Armas Biológicas de 1975

En el año 1975 se aprobó la Convención sobre las Armas Biológicas, con el objetivo de prohibir el desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas y toxínicas. Un tratado que supuso el primer acuerdo multilateral para el desarme nuclear, y que entró en vigor el el 26 de marzo de dicho año.

Además, en el año 1986 los Estados miembros se comprometieron a poner en práctica una serie de medidas de fomento de la confianza (MFC), destinadas a prevenir o reducir la incidencia de ambigüedades, dudas y sospechas, y a mejorar la cooperación internacional en el ámbito de las actividades biológicas con fines pacíficos. Rusia fue uno de los países que ratificó dicho acuerdo, junto a otros como Estados Unidos.

Bomba del Zar, una de las armas de destrucción masiva más temidas

El Ejército ruso cuenta con armas de destrucción masiva. Una de ellas es la denominada 'Bomba del Zar' que, es una bomba de fusión de hidrógenoque se probó el 30 de octubre de 1961, en pleno apogeo de la Guerra Fría. El efecto de esta bomba se pudo sentir a más de 1.000 kilómetros de distancia desde el epicentro de la explosión, que alcanzó los 64 kilómetros de altura y 100 kilómetros de diámetro de extremo a extremo.