El fin de semana hubo misiles que cayeron a 25 km del territorio de la OTAN, en Ucrania, pero a 25 km de la frontera con Polonia, en la base militar de Lutsk. Desde entonces, aviones Airbus A330-243 MRTT pertenecientes a la OTAN llevan varios días sobrevolando la zona, especialmente las regiones polacas de Kozienice y Sandomierz, despegando desde Eindhoven (Países Bajos). También está vigilando la zona el helicóptero de las Fuerzas Armadas estadounidenses, DUKE 46, también ha registrado una salida hacia Polonia, dónde está dando vueltas alrededor del cielo la región polaca de Rzeszów. El viceministro de exteriores de Polonia, Marcin Przydacz, señala que el ataque ruso es un mensaje "para toda la OTAN". El ministro considera el acto como "provocador" y una amenaza para los miembros de la alianza. "Sabían seguro que esa base militar se encontraba muy cerca de la frontera polaca. Así que por supuesto los rusos sabían qué estaban atacando y querían amenazar a la OTAN".

A cualquier error de cálculo se añade que Rusia afirmó que atacaría cualquier convoy europeo que suministre armamento a las fuerzas ucranias. Hasta ahora, la OTAN ha negado cualquier intención intervenir en el conflicto y ha descartado la presencia sobre el terreno de tropas o fuerzas occidentales.

Y es que mientras el conflicto estaba centrado en el este de Ucrania, los países de la OTAN lo seguían viendo lejano. 25 km de la frontera es demasiado cerca. Muy cerca. Y las alertas han saltado no sólo en Polonia, sino en el resto de países fronterizos.

No ayuda tampoco la situación en Georgia, "la OTAN no reconoce la legitimidad de las elecciones que tuvieron lugar el sábado en la región georgiana de Abjasia. La Alianza sigue apoyando la soberanía y la integridad territorial de Georgia dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente", palabras del español Javier Colomina, subsecretario General Adjunto de Asuntos Políticos y Política de Seguridad de la OTAN y Representante Especial para el Cáucaso y Asia Central.

El incidente del dron en Croacia

Tal y como cuenta El País, el viernes ya se produjo otro ‘incidente’, como lo ha definido la OTAN, por la caída de un dron de fabricación rusa en plena capital de Croacia. El aparato pesaba seis toneladas y es de uso habitual en las fuerzas armadas ucranias. Cayó en un parque público de Zagreb. El problema es que el dron atravesó el espacio aéreo de tres países de la OTAN (Rumania, Hungría y Croacia) sin que fuera detectado ni interceptado.

Fuentes aliadas reconocen a El País que el desplazamiento de los ataques hacia las fronteras con países de la OTAN hacen que haya un "mayor riesgo de que un simple error de cálculo provoque un incidente". Algo que podría ocurrir, apuntan, debido al uso por parte de Rusia de armamento menos preciso, toda vez que la guerra se prolonga en el tiempo. El de mayor tecnología es más caro, por lo que con los menos preciso "el riesgo de un error de cálculo es mayor".

En caso de que eso ocurra finalmente, la OTAN ya ha advertido de que responderá "con toda su fuerza". En ese momento se activaría el artículo 5 del de la Alianza Atlántica, como confirmó el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan. "Si hay un ataque militar en el territorio de la OTAN, provocaría la invocación de este artículo, y utilizaríamos toda la fuerza de la Alianza para responder".

La respuesta de la OTAN

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió el viernes que un ataque ruso contra algún aliado de la OTAN supondría el inicio de la III Guerra Mundial. Y el secretario general de la organización militar, Jens Stoltenberg, afirmó ese día también que se había doblado la presencia en los aliados del este, con miles de militares y cientos de aviones y buques de guerra desplegados en el flanco oriental. Las amenazas a Suecia y Finlandia por parte de Rusia no parecen calmar los ánimos tampoco en ningún miembro de la OTAN.