La OTAN está formada por 30 países en la actualidad. Desde su fundación en el año 1949, s eha sometido a siete procesos de ampliación para acoger a más Estados, entre los que se encuentran tres países que, hasta el año 1991, formaron parte de la URSS, que son las tres repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania.

Junto a estos tres países, la organización del Atántico Norte también ha incluido a otros países del este de Europa, como es el caso de Polonia. Otros como Ucrania, Suecia y Finlandia, que no están bajo el paraguas de la Alianza Atlántica, son considerados como aliados por parte de la organización. Rusia, que percibe a la OTAN como una organización afín a Estados Unidos que se limita en la región, puso como condición que el país ucraniano no entrase en la orgaización.

Una hipotética entrada del páis ucraniano supondría la limitación de la influencia y de la soberanía de Rusia en la región, por lo que el Kremlin lo considera una amenaza. Ahora, la advertencia se ha extendido hasta Suecia y Finlandia que, al igual que Ucrania, también son aliados de la OTAN y tampoco forman parte de la organización. Ambos países han colaborado con la organización del Atlántico Norte en diferentes misiones militares

Fue la Ministra de Exteriores rusa, Maria Zajarova, quien lanzó esta advertencia. "Es evidente que la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN tendría graves consecuencias militares y políticas que requerirían que nuestro país tome medidas recíprocas". Por otro lado, desde el Kremlin argumentaron otro motivo por el cual ésta anexión no podría producirse. "Todos los Estados de la OSCE reafirmaron el principio de que la seguridad de algunos Estados no deben construirse a expensas de la seguridad de otros", defendió la Ministra rusa.

Escaso respaldo de la ciudadanía, y cercanía con Rusia

Son dos los principales motivos por los cuales ni Suecia ni Finlandia no han solicitado su ingreso. El primero y más inmediato, son dos países cercanos a Rusia, especialmente el país finlandés, con el que comparte frontera. Ambos están condicionados por las exigencias de seguridad del Kremlin y como con Ucrania, su adhesión provocaría un deterioro aún mayor de Rusia con respecto a la Unión Europea y a la OTAN.

El segundo factor que entra en juego es el escaso porcentaje de población de ambos países que son partidarios de una adhesión. En el caso de Suecia, éste sólo llega a un 41% y un 39% de la ciudadanía en contra, mientras que una de las encuestas realizadas en Finlandia en el año 2015 recogió que solamente un 26% era favorable, con un 43% en contra y un amplio porcentaje de población estaba indeciso.

Sin unanimidad por parte de la clase política

Además de estar condicionados por la política de seguridad de Rusia, así como por el escaso apoyo de la población, tampoco hay unanimidad en la clase política. En Finlandia, los principales partidos políticos no han llegado a ponerse de acuerdo en este asuntos, y algunos de los líderes políticos con más peso en el país, se han opuesto públicamente. En Suecia, el ingreso solo fue apoyado por los partidos conservadores seis años atrás, cuando se debatió esta cuestión

Tanto desde Finlandia como desde Suecia, han insistido en que el ingreso en la OTAN no entra dentro de prioridades, aunque no lo descartan para un futuro. De hecho la Primera Ministra finlandesa, Sanna Marin, como la Primera Ministra sueca, Magdalena Andersson, han reivindicado la capacidad de los dos países para adoptar libremente sus decisiones con respecto a la política exterior.