Descienden por primera vez a la fosa de Atacama, a 8.000 metros: "Es como otro planeta"
Dos oceanógrafos chilenos y un investigador estadounidense se convierten en los primeros humanos en descender a la fosa de Atacama: "Fue la aventura de mi vida".
“Esta fue la aventura de mi vida y una cúspide en mi carrera como investigador en ciencias del mar". Así describe Osvaldo Ulloa la experiencia de sobrepasar los 8.000 metros de profundidad en la fosa de Atacama (Perú-Chile) a bordo de un pequeño submarino.
Osvaldo Ulloa y Rubén Escribano, director y subdirector respectivamente del Instituto Milenio de Oceanografía en la Universidad de Concepción en Chile, se han convertido, junto al explorador estadounidense Víctor Vescovo, en los primeros humanos en descender a la fosa de Atacama, una fosa oceánica que se desprende de los Andes.
Vescobo descendió dos veces, una con Ulloa y otra con Escribano, para descubrir qué alberga la fosa. Cada uno de los viajes duró diez horas y para prepararse los investigadores tuvieron que deshidratarse la noche anterior, llevar ropa de abrigo y asegurarse de empacar un sándwich, según BBC. Para hacernos una idea, la profundidad de la fosa es equivalente a la altura del Everest (Nepal) o a subir 10 veces el Burj Khalifa de Dubái.
Gusanos, pepinos de mar y crustáceos anfípodos
La inmersión de Escribano alcanzó los 7.330 metros de profundidad en busca de fauna. Encontraron corales de agua fría, una estrella de mar solitaria, gusanos poliquetos, crustáceos anfípodos y otros seres hadales (que viven a más de 6.000 metros de profundidad) que “apenas ahora se comienzan a estudiar”, indica la BBC.
“Fue algo mágico; como descender sobre otro planeta y ver las estructuras construidas por estos seres. Imaginé que eran ciudades pequeñitas hechas por los gusanos y crustáceos que hacen caminos en el sedimento", explicó Escribano.
Por otro lado, la inmersión de Ulloa sí que llegó al fondo de la fosa (8.069 metros) y los investigadores descubrieron pepinos de mar y colonias de microbios. "Nos llamó la atención también la gran cantidad de holoturias, una especie de pepino marino que se ha hallado en otras fosas, pero que aquí estaban presentes con gran abundancia”, señaló Ulloa.
“Pero si hay algo que yo, como microbiólogo, quería en esta expedición era encontrar tapices de colonias de microbios. Y por eso, verlos con mis propios ojos fue algo extraordinario, la confirmación por primera vez de su existencia en la fosa de Atacama y a más de 8.000 metros" concluye Ulloa.