Este martes se cumple un mes desde que se diera oficialmente por terminada la erupción del volcán Cumbre Vieja de La Palma, aunque desde el día 13 no emitía lava. Sin embargo, aún se observa el magma a través de los cráteres abiertos. Estas rocas incandescentes se están enfriando poco a poco, ya que han alcanzado temperaturas superiores a los 800 grados centígrados.

Por ello, los cráteres siguen emitiendo gases como el dióxido de azufre o el cloruro de hidrógeno altamente concentrados, algo que es habitual tras las erupciones. "Lo que estamos viendo son restos de roca fundida a una temperatura muy alta, que ahora ya no se mueve y está enfriándose poco a poco. Para explicarlos de forma coloquial sería como las brasas tras el fuego", detalla Rubén López, vulcanólogo, a NIUS.

Desde el Instituto Geográfico Nacional (IGN) están vigilando esta situación exhaustivamente, con un análisis profundo y tomando muestras de lo que está aconteciendo. "Hay muchos puntos en todas las zonas de los cráteres y su alrededor. Se pueden ver sobre todo por la noche, por el día es más complicado", explica.

Puede tardar "meses" en enfriarse

La última medición que llevó a cabo arrojó temperaturas por encima de los 800ºC. Por ello, señala que "hay que tener en cuenta que han estado a 1.200ºC, tiene que ir enfriándose paulatinamente". Un proceso que, según el experto, "todavía puede tardar meses". Estas mediciones serán realizadas por el equipo URGE del Instituto Geográfico y Minero de España (IGME).

El proceso de tomar las temperaturas para determinar cuándo se enfriará totalmente el magma se lleva a cabo registrando la emisión de dióxido de azufre en concentraciones superiores a 100 ppm; midiendo la temperatura, actualmente por encima de los 800ºC; y analizando tanto la situación como el estado del azufre y la fractura de la roca.