La formación cúbica que parecía una "casa misteriosa" que se había observado en la cara oculta de la Luna es una roca. Así lo ha confirmado Our Space, el programa de divulgación de la Administración Espacial China, en la red social WeChat. Este escollo había llamado la atención tras ser detectado en diciembre por el rover Yutu-2, pero finalmente las sospechas de que pudiera indicar la presencia de vida inteligente en nuestro satélite han sido enterradas.

El descubrimiento realizado por el rover, que pertenece a la misión de exploración lunar china Chang'e 4 que le llevó a la cara oculta de la Luna en 2018, había causado un gran revuelo en todo el mundo. Los amantes del espacio y del mundo extraterrestre comenzaron a analizar la imagen para trata de averiguar qué podía ser. Algunos señalaron que era un "palacio en la Luna", mientras que otros aseguraban que era un "arco del triunfo" o incluso una "base alienígena".

Finalmente, la investigación ha desmontado todas esas teorías. Los científicos chinos que participan en la misión de exploración se pusieron rápidamente manos a la obra para hallar la manera de que el rover llegara al lugar donde se ubicaba la formación cúbica lo más rápido posible, con el objetivo de esclarecer qué era. Siempre manteniendo la seguridad, ante la incertidumbre de lo que podían encontrarse, trazaron el camino más rápido.

El "conejo de jade"

Tras esquivar tres hoyos y cruzar dos cráteres de impacto, el Yutu-2 consiguió acercarse a 10 metros de esta formación el pasado 27 de diciembre y la fotografió. Tras analizar la imagen, ampliándola lo máximo posible, los científicos chinos observaron que tan solo se trataba de una roca, lo cual provocó una profunda decepción a muchos de ellos, que esperaban haber realizado un hallazgo histórico.

La roca ha sido denominada "conejo de jade" por la Administración Espacial China. El nombre hace referencia a un animal mitológico de la tradición china, que marca que un animal de esas características vive en la Luna y prepara elixires como el de la vida. La próxima vez que el Yutu-2, que ya ha recorrido más de un kilómetro, se ponga en marcha se acercará más aún a este "conejo de jade" para fotografiar el cráter de impacto que hay detrás de él.