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Pfizer señala dos factores clave de la variante Ómicron

La farmacéutica estadounidense ya se encuentra desarrollando una nueva inyección contra la variante en caso de que sea necesaria.

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¿Es Ómicron una gran amenaza? Pfizer señala dos factores clave.
ERIC GAILLARD REUTERS

Pfizer ya prepara una vacuna para la variante Ómicron. Así lo ha asegurado Mikael Dolsten, el director de la farmacéutica estadounidense, a Business Insider, ante la creciente preocupación que la nueva cepa del COVID está causando a nivel mundial. No obstante, señala que antes de ver si es necesaria tienen que observar cómo se desarrollan dos aspectos clave de la variante.

Lo primero que deben ver es cómo se comporta la variante ante las vacunas actuales. La respuesta a esta incógnita no será si estas inyecciones protegen o no ante Ómicron, sino qué grado de protección ofrecen. Según los expertos, la cepa no podrá evitar completamente la protección de estas vacunas, ya que según investigaciones anteriores necesitaría muchas más mutaciones de las que tiene para evadirlas.

Dos semanas, el plazo máximo para los resultados

Sin embargo, las variantes Beta y Delta ya demostraron que disminuía la protección de la vacuna ante ellas, por lo que Ómicron puede ser aún más preocupante que estas al tener muchas mutaciones más en la proteína S, que es la proteína objetivo de las vacunas. Por ello, los expertos estiman que los niveles de anticuerpos se verán reducidos y por tanto nuestra respuesta inmunológica será peor.

Si estos anticuerpos se ven reducidos en diez veces los actuales, las vacunas no servirían y habría que desarrollar una específica para esta variante. "Si superamos una caída diez veces mayor en la neutralización de Ómicron, creo que entraríamos en la zona amarilla a roja, cuando es probable que la inmunidad se reduzca y haya un tiempo limitado después de la dosis de refuerzo hasta que disminuya su eficacia", asegura Dolsten.

En una o dos semanas saldrán los resultados de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre esta cepa y, a partir de ahí, se comprobará cómo se comportan las vacunas actuales contra Ómicron. No obstante, la mejor protección sigue siendo vacunarse o recibir un refuerzo de una de las ya inyectadas, como asegura el propio director de Pfizer.

Ómicron podría convertirse en la variante dominante

La segunda incógnita que se cierne sobre esta variante es si conseguirá imponerse a Delta y ser mayoritaria en el mundo, algo que se sabrá "en diciembre", según Dolsten. Si esto sucediera y Ómicron se convirtiera en la cepa dominante, habría que distribuir nuevas vacunas en todo el mundo, aunque confían en que se disipe como sucedió con Beta, que también asustó al principio.

"Todavía es demasiado pronto para comprender si Ómicron tiene la misma capacidad transmisible que Delta para convertirse en una cepa pandémica, o si será similar a la cepa Beta que comenzó en Sudáfrica pero que realmente se convirtió en una epidemia local y más o menos desapareció", explica Dolsten.

Cuando surgieron Beta y Delta, Pfizer desarrolló vacunas contra ellos, pero finalmente ninguna fue necesaria, ya que la primera se diluyó y las vacunas existentes resistieron bien a la segunda. Por ello, la farmacéutica se mantiene a la expectativa mientras trabaja en una inyección que podría quedarse finalmente en un simulacro.

Una píldora antiviral podría revolucionar el panorama

De hecho, si es necesario lanzará una nueva campaña de vacunación en marzo, fecha que se marcan para tener lista una gran cantidad de nuevas dosis si fueran necesarias. Además, no será la única, ya que otras como Moderna, Novavax y Johnson&Johnson ya están trabajando en adaptar sus vacunas a Ómicron.

Por último, Dolsten cree que la píldora antiviral en la que se encuentra trabajando su compañía, denominada Paxlovid, tendría un efecto importante en la situación actual. Un estudio clínico realizado en personas no vacunadas con riesgo de enfermedad grave ha obtenido grandes resultados, reduciendo las hospitalizaciones y muertes en un 89%. Actualmente se encuentra bajo revisión de los reguladores estadounidenses y en los próximos meses podría obtener su autorización para comenzar a tratar a pacientes de COVID.