La actividad volcánica parece haberse despertado en las últimas semanas. A la erupción del volcán en Cumbre Vieja (La Palma), le han seguido el del Monte Aso, en Japón, y ahora el Etna, en la isla italiana de Sicilia. En la tarde de este sábado se produjo una nueva erupción en el cráter sureste del volcán, que provocó una inmensa lluvia de ceniza sobre campos y los municipios de los alrededores.

El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología italiano (INGV) informó de la detección de un flujo adicional de material piroclástico en el cráter sureste del volcán, que desde el mes de febrero ha sufrido 52 eventos paroxísticos. "El flujo se dividió en dos tramos, el primero se dirigió hacia el sur, deteniéndose a unos cientos de metros, mientras que el segundo lo hizo hacia el Valle del Bove", indican en un comunicado.

La columna eruptiva, señalan, se levantó hasta unos 10 kilómetros aproximadamente, mientras que la lluvia de cenizas se extendió hacia la zona noeste, cayendo sobre algunas localidades como Piedimonte y Linguaglossa, además de afectar a un tramo de la autopista Catania-Messina.

Aumenta su tamaño

Las últimas erupciones en este volcán han provocado un ligero aumento de su altitud, creciendo en 33 metros: ahora su pico máximo se encuentra a 3.357 metros sobre el nivel del mar. Otro de los cráteres, el noroeste, estaba considerado como el más alto del volcán. En 1981 llegó a alcanzar los 3.350 metros, antes de que sus bordes terminaran erosionando.

En esta ocasión, el flujo de lava emitido por el volcán se dividió en dos tramos: una primera colada, que se dirigió hacia el sur y se frenó tras unos cientos de metros de avance, y una segunda en dirección hacia el Valle del Bove. Esta fase eruptiva no ha afectado, por el momento, al aeropuerto de Catania. Mientras tanto, los ganaderos de la zona solicitan, ante los graves daños generados por el volcán, una intervención del Gobierno para "proteger a los empresarios con reglas rápidas".