La llamativa vida de Puyi, el último emperador de China que terminó siendo jardinero
Aisin-Gioro Puyi se convirtió en emperador de China cuando tenía tan solo 2 años y tras la Segunda Guerra Mundial fue detenido por el Ejército Rojo.
Cuando Aisin-Gioro Puyi nació en febrero de 1906, su tío Guangxu todavía era el emperador y ocho años bajo arresto domiciliario establecido por su tía, la emperatriz viuda Cixi. Ella fue la que ordenó que Puyi se convirtiera en el sucesor de Guangxu, ya que este “estaba agonizando”, según la BBC.
Cixi pidió que trajeran a Puyi a la Ciudad Prohibida (residencia de la corte y emperadores) el 13 de noviembre de 1908 para nombrar a Puyi como emperador de China y, un día después, Guangxu murió. Con solo dos años, y a dos meses de cumplir tres, a Puyi comenzaron a llamarlo como “su majestad el emperador”.
República de China
Mientras a Puyi se le iba enseñando sobre cómo gestionar su nuevo papel en China, una nueva revolución contra su dinastía, la Qing, comenzó a organizarse, ya que muchos ciudadanos pensaban que esta “había perdido el mandato del cielo”. Por ello, en 1911 comenzó la Revolución de Xinhai que acabaría el 12 de febrero de 1912 con el “edicto imperial de la abdicación del emperador”.
En aquellos momentos, Puyi solo tenía seis años y se ponía fin a 267 años de poder de su dinastía. Pero esto no cambió la forma de vida de Puyi: tras establecerse la República de China, se decidió dejar a Puyi en la Ciudad Prohibida para que disfrutase del lujo y sus jardines. “En el tiempo en el que China era llamada república y la humanidad había avanzado al siglo XX, yo seguía viviendo como un emperador, respirando el polvo del siglo XIX", escribió Puyi en sus memorias.
Detenido por el Ejército Rojo
Mientras Puyi crecía en la Ciudad Prohibida, Japón tomó el control de Manchuria en 1931 y proclamó al joven, que entonces tenía 19 años, en Emperador de Manchuko. Puyi tan solo se dedicaba a firmar decretos aprobados por los japoneses, viviendo “como un virtual prisionero en su palacio”. Durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvo fiel a Japón y, tras su rendición, abdicó como emperador de Manchuko y fue detenido por el Ejército Rojo.
Más tarde volvió a casa y Mao Zedong, que había proclamado la Nueva República en 1949, lo envió a un campo de reeducación y en 1960 le otorgó la ciudadanía y la liberación. De esta forma, el que una vez fue emperador de China, se dedicó a trabajar como asistente de jardinería en los jardines botánicos de Pekín, y como editor de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino a partir de 1964.