Numerosas misiones, como los exploradores Curiosity o Perseverance, han sido lanzadas a Marte con el fin de investigar la superficie del planeta y comprobar si es un lugar habitable, pues la idea es llevar a los humanos allí en un futuro. Todavía no ha quedado demostrado que esto pueda suceder, pero ya comienzan a surgir los primeros proyectos para que la humanidad tenga un hogar en el planeta rojo.

Uno de ellos es la ciudad sostenible Nüwa, desarrollada por el estudio de arquitectura Abiboo Studio y la comunidad Sustainable Offworld Network (SONet). De los 175 modelos presentados en un concurso el año pasado, la Mars Society la situó entre los diez más factibles, según criterios científicos, técnicos, económicos, arquitectónicos y sociales. Estará preparada para albergar a unos 250.000 habitantes y habrá que viajar a través del espacio un total de 250 días para llegar.

Protegida de la radiación

Está previsto que esta futura ciudad marciana se sitúe en la ladera del acantilado Tempe Mensa, cuyo terreno abruptamente escarpado protege de la radiación, la baja presión atmosférica y los meteoritos. A su vez, estará expuesta a la luz solar de manera indirecta a través de la fabricación de unas ventanas especiales.

Otro problema que tratan de solucionar los diseñadores de Nüwa es la gravedad, que es un tercio de la de nuestro planeta. Para ello, Gisela Detrell, licenciada en Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y una de las científicas que trabajan en el proyecto, plantea construir edificios con techos muy altos. “Podremos saltar más y nuestra forma de andar será distinta”, argumenta en declaraciones a 20minutos.

Autosuficiente

Entre las características más atractivas destaca la autosuficiencia, pues se construirá cerca de los recursos que tengan que ser explotados, de forma que se consigan agua y oxígeno. “Se especula que en el polo norte puede haber más agua y en el ecuador ciertos materiales interesantes”, precisa Detrell. “El punto más alto del acantilado es la Meseta, una extensa planicie donde se han situado las infraestructuras para la producción de alimentos, energía y los procesos industriales relacionados a dicha producción”, añade Abiboo Studio en su página web.

En cuanto a la alimentación, el equipo pretende que se base en insectos, algas y carne creada ‘in vitro’ en el propio planeta. “El cultivo de vegetales sería la principal fuente de producción de alimentos, ya que proporcionaría el 50% de la dieta humana, mientras procesaría CO₂ en O₂ y participaría en el sistema de procesamiento de agua”, especifica la empresa, mientras que aclara que “las microalgas supondrían el componente principal de la dieta humana”.

Conexión con la Tierra

Por otra parte, se construirían unos ‘macroe dificios’ conectados con ascensores de alta velocidad y una red tridimensional de túneles. Los residentes harían vida normal dentro de estas instalaciones, pero también podrían experimentar el exterior gracias a las ventanas que sobresalen de cada edificio para tener vistas desde el acantilado: “Cuando estos túneles tocan la pared vertical se han creado espacios naturales que sirven de transición. Se les ha dado el nombre de ‘Green Domes’ y hay de dos tipos: los que permiten la presencia humana y actúan como los parques y los que presentan vegetación experimental con atmósfera puramente marciana”.

Además, idea de los científicos es también establecer una línea de comunicación con la Tierra. Cada 26 meses habría viajes a la Tierra que durarían entre uno y tres meses, cuyo precio se situaría alrededor de los 300.000 dólares (unos 25.384 euros).