Espaciar la segunda dosis de la vacuna más allá de los 21 días no es algo perjudicial. Canadá, de hecho, se centró en vacunar al máximo número de ciudadanos con las primeras vacunas, y cuatro meses después llegó la segunda dosis. La inmunidad se vio reforzada y el porcentaje actual de población vacunada con pauta completa llega casi al 60%, este estudio corrobora cómo su campaña de vacunación ha sido un éxito.

En algunas provincias o comunidades autónomas conseguir la segunda cita se daba al instante de inocular la primera dosis, por lo que las fechas eran exactas. En otras, como ha ocurrido en la Comunidad de Madrid, el aumento de casos entre los más jóvenes de manera exponencial hizo que muchas segundas dosis se dedicaran a este grupo de población al que aún no le tocaba, retrasando para algunas personas la segunda dosis.

Con suerte a los 28 días, en otros casos más allá. Pero como bien dice la compañía y las autoridades sanitarias, se puede esperar hasta los 42 días y la inmunidad no se verá comprometida. Aunque ahora las variantes del coronavirus pueden hacer peligrar esa situación, una alerta de Sanidad que pide que la segunda dosis se ponga cuanto antes y no se deje para después de vacaciones.

Qué pasa si se retrasa la segunda dosis de Pfizer

Según afirma la AEMPS, “se considera que el impacto de retrasar la segunda dosis de esta vacuna frente a la COVID-19 por un período de tiempo corto no va a disminuir la protección que se alcance. Un retraso de una semana, que puede ser necesario por motivos de logística, de las condiciones de la persona que recibirá la vacuna, o de ajustes en la actividad asistencial, no se espera que tenga impacto en la eficacia de la vacunación”, por lo que los 28 días entra dentro del rango normal y previsto.

El hecho de vacunar lo antes posible es para proteger a la población, sobre todo ahora que la variante Delta puede ser predominante para finales de agosto, según avisa el ECDC europeo, por eso es esencial adelantar la vacunación lo antes posible.

Incluso si llegamos a los 42 días, aunque lo ponga en el prospecto de la vacuna, existe el riesgo de que “la protección conferida por la primera dosis sea de corta duración en comparación a la que se obtiene tras dos dosis”, y ese intervalo de tiempo es el que preocupa.