Durante el verano, es frecuente ver espaldas, cuellos, brazos y otras zonas del cuerpo enrojecidas debido a las quemaduras que provoca el sol en nuestra piel, especialmente si no somos cuidadosos y nos exponemos durante un tiempo largo a la luz solar sin crema de protección. La exposición intensa y repetida a la luz solar puede provocar otros daños en la piel: aumenta el riesgo de cáncer de piel, manchas oscuras, ásperas o piel seca.

Por ello, es necesario protegerse de la luz del sol, incluso en días que se presentan fríos o nublados. De acuerdo con Clínica Mayo, especializada en la práctica clínica, educación e investigación, los síntomas y signos de la piel quemada puede ser el cambio en el tono de la piel, piel cálida al tacto, dolor, sensibilidad, hinchazón, ampollas llenas de líquido, dolor de cabeza, fiebre, náuseas, fatiga e incluso dolor en los ojos.

Los efectos de las quemaduras pueden durar varios días

Según Clínica Mayo, las quemaduras aparecen a las pocas horas de la exposición al sol y “es posible” que hasta que no pasen unos días no podamos saber con exactitud el grado de la quemadura del sol, de la que dependerá el tiempo de curación.

Por ello, el cuerpo comienza a sanar a los varios días a través de la descamación. Los tratamientos existentes para las quemaduras no están destinados a curar la piel, sino para reducir el dolor, hinchazón y malestar.

Para reducir los efectos de las quemaduras, se pueden utilizar algunos remedios caseros como tomarse refrescar la piel con una toalla húmeda, aplicar una crema hidratante, beber agua para evitar la deshidratación o proteger la quemadura por el sol de la luz solar en los siguientes días.