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Las posibilidades de encontrar a Tomás Gimeno y Anna son "cada vez menores"

El jefe del robot Liropus 2000 explica que es casi imposible encontrar algo más porque “nadie sabe exactamente dónde se pueden localizar los cuerpos que faltan”.

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Las posibilidades de encontrar a Tomás Gimeno y Anna son "cada vez menores"
Miguel Barreto EFE

Aunque ahora se encuentra parado en el puerto debido al fuerte viento, el buque oceanográfico Ángeles Alvariño no tiene previsto todavía dejar de buscar los cuerpos de Tomás Gimeno y Anna en el fondo del mar. José Cubeiro, jefe y coordinador del equipo de expertos que manejan el Liropus 2000, el robot submarino con el que está equipado el barco, ha lamentado que las posibilidades de encontrarlos son “cada vez menores”, pero asegura que el robot seguirá trabajando hasta que diga ‘basta’.

Durante una entrevista en el programa ‘Herrera en COPE’, recogida por Europa Press, José Cubeiro detalló el lunes que continúan rastreando la zona marcada por la Guardia Civil, aunque reconoció que es una situación “compleja” por “la inmensidad del mar”. Asimismo, subrayó que ya han peinado muchas zonas, con lo que las posibilidades de encontrar algo más son remotas porque “nadie sabe exactamente dónde se pueden localizar los cuerpos que faltan”.

Especialmente complicado será, desde su punto de vista, recuperar el cuerpo de Anna, ya que, al salirse la bolsa, “las posibilidades de recuperar un cuerpo de una niña tan pequeña y en el mar son muy difíciles”. “La localización de las bolsas con el ancla es relativamente fácil porque es un objeto detectable y se puede localizar, pero recuperar un cuerpo sin ningún indicio de señales es muy, muy difícil”, añadió. No obstante, dejó claro que no se darán por vencidos y seguirán trabajando el máximo tiempo que sea posible.

El trabajo incansable del Ángeles Alvariño

El buque oceanográfico cumplirá el próximo miércoles, 30 de junio justo, un mes desde que inició las labores de rastreo en aguas de Tenerife para localizar a Anna, Olivia y Tomás, lo que ha provocado la cancelación de contratos que había comprometidos con el Liropus 2000, mostrando que “hay un compromiso muy fuerte por parte de todos los que estamos involucrados en las labores de búsqueda”, según ha destacado Cubeiro.

En total, el Liropus 2000 lleva más de 600 horas a entre 1.000 y 1.600 metros de profundidad sin hacer prácticamente paradas. Además, el fondo del mar es “muy agresivo” y la sal “hace sus estragos”, lo que hace que esté “al borde del colapso”, advirtió el experto. “Son múltiples detalles y cosas que están pasando, pero nosotros continuaremos hasta que no se pueda más e intentaremos estar el tiempo que sea necesario”, aseguró.

Durante este incesante trabajo, el pasado 10 de junio, el robot submarino halló el cuerpo sin vida de Olivia, la mayor de las niñas, a 1.000 metros de profundidad. “Todos lo pasamos mal en estas situaciones. Realmente, es una situación muy difícil, pero no queda otro remedio que hacerlo”, relató el experto, aunque mostró su satisfacción por haberla encontrado: “Imagínese que no hubiera aparecido ninguna de las niñas. Tiene que ser tremenda la incertidumbre de no saber si están en el fondo del mar, han desaparecido, están en otro lado... Debe ser muy difícil de llevar”.

Por su parte, Beatriz, la madre de las niñas, agradeció hace unos días en una carta “el magnífico trabajo” de la tripulación del buque de búsqueda: “Gracias a ustedes y a la Guardia Civil puedo sentir a mis niñas conmigo”. “Si no la hubieran encontrado, yo nunca habría parado de buscar”, añadía.