¿Por qué la segunda dosis de Pfizer tiene más efectos secundarios?
Fiebre, fatiga o dolor muscular, de cabeza y en la zona del pinchazo son algunos de los síntomas que se experimentan con la segunda inyección.
Numerosas investigaciones han confirmado que la segunda dosis de la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech produce más efectos secundarios que la primera. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) establece que el 47,4% de los vacunados que tienen entre 18 y 55 sufrió fatiga después de la primera dosis. Un porcentaje que se eleva al 59,4% tras la inoculación de la segunda. Lo mismo ocurre con los dolores de cabeza (41,9% y 51,7%, respectivamente) o con los escalofríos (14% y 51,7%), la diferencia entre las dos dosis es significativa.
En Australia, el sistema nacional de seguridad de vacunas AusVaxSafety interrogó a 140.000 ciudadanos completamente vacunados y observó que el 47,3% se encontraba cansado después de la segunda dosis de Pfizer, mientras que solo el 21% se sintió así tras la primera. Por su parte, el 37,1% tenía dolor de cabeza, el doble de pacientes afectados después de que se les inoculara la primera.
Las reacciones adversas son algo normal
La mayor posibilidad de sufrir efectos secundarios con la segunda dosis, aunque sean leves, hace que muchos ciudadanos le tengan miedo y reciban solo la primera, o decidan no vacunarse directamente. Sin embargo, los expertos insisten en asegurar que las reacciones adversas son totalmente normales e incluso una buena señal.
“Aparte del dolor en el lugar de la inyección, tenemos todos los síntomas inflamatorios que podríamos tener con la enfermedad, pero de una manera muy atenuada, es extremadamente menos intensa. La razón: una vacuna reproduce la inflamación, con sus síntomas. Si tenemos algo de dolor, es porque nuestro cuerpo se está preparando para el día en que verá la enfermedad de verdad”, explica en France Inter el experto Mathieu Molimard, jefe del departamento de farmacología del Hospital Universitario de Burdeos.
Por su parte, África González, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, asegura en la Cadena Ser que las reacciones adversas “indican una buena respuesta inmunitaria”. En este sentido, precisa que la vacuna activa el sistema inmunitario para que reconozca la vacuna y responda a ella como si fuera el patógeno: “Va a ponerse en marcha todo el conjunto de células, de sustancias solubles -que se llaman citocinas- intentando eliminar ese elemento extraño. Eso es lo que nos produce esa esa fiebre, ese cansancio, ese dolor muscular, a veces incluso se produce una hinchazón de los ganglios cercanos a la zona donde se ha producido la inoculación”.
¿Quién sufre más efectos secundarios?
González insiste en que los efectos secundarios son “están relacionados con una buena respuesta inmunitaria”. De ahí que los jóvenes sean los que más efectos secundarios: “Es porque su sistema inmunitario está siendo muy potente y está actuando de forma muy activa frente a la vacuna”.
Por otra parte, comenta que se observan también muchos efectos secundarios en personas que pasaron la enfermedad porque “se producen como consecuencia de montar una muy buena respuesta inmunitaria frente a la vacuna”. Así, la experta señala que, en el caso de las personas que han superado la COVID-19, si son menores de 65 años, “con una sola dosis ya es suficiente, ya les induce una buena respuesta inmunitaria, la misma que si hubieran recibido dos dosis”.
Para los ancianos es diferente, ya que “sufren un proceso de deterioro del sistema inmunitario, que se conoce como ‘inmunosenescencia’. Su respuesta inmunitaria es menor, es desregulada y hace que no respondan tan bien a patógenos nuevos, como es el caso de vacunas. Por eso los efectos secundarios en personas mayores suelen ser muy leves”.