El megalodón fue uno de los grandes depredadores de hace millones de años (desde inicios del Mioceno hasta el final del Plioceno). Este tiburón era característico por su gran tamaño, del que ahora se conoce que era mayor todavía de lo que se pensaba, pudiendo llegar a los 20 metros de largo.

Este nuevo hallazgo ha sido posible gracias a una forma más precisa para determinar el tamaño de este depredador. Estudios anteriores había fijado su tamaño máximo entre los 15 y los 18 metros, pero con esta última podría medir dos metros más. Concretamente, la estimación es el resultado de ecuaciones basadas en el ancho de los dientes, que comenzó con una lección de secundaria fallida.

El error que resultó en hallazgo

Víctor Pérez, por entonces estudiante de doctorado en el Museo de Historia Natural de Florida, estaba realizando junto a varios estudiantes un ejercicio de matemáticas. En él, se usaban réplicas en 3D dientes fósiles de un megalodón real y un conjunto de ecuaciones de uso común que estaban basadas en la altura de los dientes para estimar el tamaño del tiburón. Pero algo no iba bien: los cálculos de los jóvenes resultaron entre 12 y 45 metros para el mismo ejemplar, un margen demasiado alto.

"Estaba dando vueltas, comprobando, como, ¿usaste la ecuación incorrecta? ¿Olvidaste convertir tus unidades?", dijo en un comunicado Pérez, autor principal del estudio y curador asistente de paleontología del Museo Marino Calvert de Maryland en la actualidad. Pronto se dio cuenta de que no era un error de los estudiantes, sino que "las ecuaciones no eran tan precisas como habíamos predicho".

Y es que, dependiendo del diente de megalodón que se mida, el resultado puede ser diametralmente diferente. Estas ecuaciones han sido utilizadas por muchos científicos desde que se publicaran en el año 2002. "Creo que mucha gente había visto ese estudio y aceptado ciegamente las ecuaciones", precisa el autor del estudio.

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Del tamaño del diente al del tiburón

El tamaño del megalodón ha sido una de las grandes motivaciones de los científicos durante más de un siglo. El nombre del escualo significa 'diente grande', pero los únicos restos conocidos de éste tiburón que controló los mares hace unos 23 millones de años son fosilizados, además de algunas vértebras. Como otros tiburones, el esqueleto del megalodón estaba compuesto por un cartílago que se descomponía tras su muerte, de ahí la dificultad para encontrar restos. No obstante, explica Pérez, el esmalte de los dientes "se conserva muy bien. Es probablemente la cosa más estructuralmente estable en los organismos vivos".

Uno de los métodos más extendidos para estimar la longitud del megalodón consiste en tomar como referencia al gran tiburón blanco, poniendo en relación el tamaño de los dientes con el total del ejemplar. Aunque pertenecen a familias diferentes, comparten estilos de vida depredadores similares y dientes anchos y triangulares dentados, con los que cazar grandes mamíferos marinos.

Pero para poder realizar bien las estimaciones, se debe 'colocar' dicho diente en la posición correspondiente en su mandíbula, pues el tamaño y forma dependen de dónde esté colocado. Entonces, Pérez recibió un juego de dientes de megalodón casi al completo de parte de un coleccionista, con lo que diseño un juego con la maestra Megan Higbee Hendrickson: imprimir los dientes en 3D para que los estudiantes lo hicieran coincidir con su posición, buscar la ecuación correspondiente, medir el diente de arriba a abajo y conectar el número en la ecuación.

Ancho en lugar de alto

Todo iba bien hasta que en una de las pruebas se dieron los resultados citados, con variaciones en las estimaciones de más de 30 metros. Cuando más lejos estaba el diente de la posición frontal, mayor era la estimación de tamaño. Fue así como Teddy Badaut, paleontólogo de vocación en Francia, le sugirió medir el ancho en lugar del alto. Por investigaciones anteriores se entendía que el ancho de los dientes estaba limitado por el tamaño de la mandíbula del escualo.

Al medir el conjunto de los dientes, "podríamos sumar el ancho de los dientes y obtener una aproximación aún mejor del ancho de la mandíbula", dijo Pérez. "La simple belleza de este método debe haber sido demasiado obvia para ser vista. Nuestro modelo era mucho más estable que los enfoques anteriores. Esta colaboración fue un maravilloso ejemplo de por qué es tan importante trabajar con paleontólogos aficionados y aficionados", destaca por su parte Ronny Maik Ledder, director del Museo de Historia Natural de Leipzig.

"A pesar de que esto potencialmente hace avanzar nuestra comprensión, realmente no hemos resuelto la cuestión de cuán grande era el megalodón. Aún se podría hacer más, pero eso probablemente requeriría encontrar un esqueleto completo en este momento", finaliza Pérez.