CORONAVIRUS

Los seis tipos de secuelas de la COVID tras 12 semanas

El Ministerio de Sanidad actualiza su documento con los tipos de secuelas que persisten tras el contagio, algunas incluso después de seis meses.

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Los seis tipos de secuelas de la COVID tras 12 semanas
Juan Ignacio Roncoroni EFE

Este pasado viernes, el Ministerio de Sanidad actualizó la lista de las secuelas que la COVID-19 puede dejar tras un contagio. En este documento, el Ejecutivo pone sobre la mesa la información clínica de esta enfermedad y define hasta seis tipos de secuelas que pueden persistir en nuestro organismo hasta doce semanas después del contagio. Además, sus consecuencias pueden ser a nivel pulmonar, neuro psiquiátricas, cardiovasculares, hematológicas, renales y endocrinas. Todas ellas diagnosticadas en diferentes pacientes que han superado el virus con un cuadro de COVID agudo.

Depresión y ansiedad

El ministerio indica que no existen evidencias de que el coronavirus infecta las neuronas, pero sí han demostrado a través de diferentes autopsias que el virus puede causar cambios en el parénquima cerebral y en los vasos sanguíneos. Incluso advierten de que se han hallado biomarcadores de lesión cerebral pacientes COVID, lo que podría apuntar a una lesión cerebral más crónica.

En cuanto a los casos de depresión y ansiedad, el documento de Sanidad indica que aproximadamente el 30 o 40 % de los pacientes que han superado la COVID han sufrido episodios “clínicamente significativos”. Incluso un estudio realizado en China informó de que una cuarta parte de los pacientes de coronavirus sufrieron ansiedad, depresión insomnio seis meses después de haber superado la enfermedad.

Miocardiopatías por estrés y dolor torácico

Tras analizar 39 autopsias de pacientes con coronavirus, detectaron la enfermedad en el tejido cardíaco del 62,5 % de los enfermos. A esto se suma que el 20 % de los que superan la COVID presentan dolor torácico hasta 60 días después del contagio.

La incidencia de miocardiopatía por estrés también aumentado desde el inicio de la pandemia. Los datos antes de la aparición del coronavirus se situaban en torno al 1,5 o el 1,8%. Meses después subía hasta el 7,8%. El documento indica que la inflamación del miocardio puede estar presente en tasas tan altas como 60 por ciento más de 2 meses después de un diagnóstico.

Daño pulmonar fibrótico o disnea

El ministerio señala en su documento que los pacientes que han superado el virus han notificado distintas afectaciones en los pulmones. Estas secuelas pueden ir desde la disnea, con o sin dependencia crónica de oxígeno, hasta el daño pulmonar fibrótico. De hecho, la disnea es una de las secuelas más comunes de la enfermedad: entre un 42 y un 66% de los contagiados han mantenido este síntoma desde 60 a 100 días después del contagio.

Además, los que superan la enfermedad, y han sido hospitalizados, desarrollaron “restricción pulmonar a los 3 y 6 meses”. También destacan el mayor riesgo de sufrir complicaciones pulmonares a largo plazo.

Necesidad de un transplante renal

No es muy común en los pacientes que han superado la enfermedad. Uno de los principales hallazgos en este campo es que la COVID se ha aislado del tejido renal y la necrosis tubular aguda se ha observado en las biopsias renales y las autopsias de pacientes de coronavirus. Estos casos de lesión renal aguda grave, los cuales necesitan un transplante renal, tan solo se dan en el 5 % de los pacientes que han necesitado hospitalización y en el 20 o 31 % de aquellos que han pasado por la UCI con un caso agudo.

Complicaciones trompeticas

Sanidad indica que “la coagulopatía asociada a la COVID-19 es compatible con un estado hiperinflamatorio e hipercoagulable”. Es decir, el motivo por el cual existen tasas tan altas de complicaciones trombóticas más que hemorrágicas. De hecho, explican que el riesgo de complicaciones trompeticas “esté probablemente relacionado con la duración y gravedad de un estado hiperinflamatorio, aunque se desconoce cuánto tiempo persiste”.

Cetoacidosis diabética en pacientes sin diabetes

El documento detalla que se han dado cetoacidosis diabética (CAD) en pacientes sin diabetes mellitus conocida semanas e incluso meses después de superar la COVID. Al mismo tiempo, admiten que no saben el tiempo que durarán o persistirán estas secuelas. Lo que sí indican es que la COVID podría potenciar la autoinmunidad tiroidea latente que se manifiesta como tiroiditis de Hashimoto de nueva aparición o enfermedad de Graves.