Vacunación COVID: ¿cómo saber si tengo anticuerpos después de la vacuna?
El organismo produce cuatro tipos diferentes de anticuerpos, con lo que no todas las pruebas sirven para detectar los generados por la vacuna.
Los datos que han arrojado hasta ahora las diferentes campañas de vacunación revelan que todas las vacunas disponibles contra la COVID-19 producen anticuerpos en los seres humanos para protegerles de un diagnóstico grave derivado de la enfermedad. “Llamamos fallo vacunal al hecho de que un organismo no desarrolle los anticuerpos que debe provocar la vacuna. En el caso de las vacunas que estamos usando contra la COVID no se ha visto que esto ocurra”, explicaba recientemente en El País María Montoya, jefa del grupo de Inmunología Viral en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CSIC) y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Inmunología.
Sin embargo, muchas de las de personas que han completado la pauta de vacunación en España, casi 9,7 millones, temen que su organismo no haya generado anticuerpos contra el virus y quieren asegurarse de que sí lo ha hecho. Para comprobarlo, Héctor Castiñeira, conocido en Twitter como ‘Enfermera Saturada’, señala en El Mundo que existen varias pruebas, aunque no todas sirven de la misma forma porque existen cuatro tipos de anticuerpos (anti-S, anti-M, anti-N y anti-E) debido a que el coronavirus en su estructura posee 4 proteínas (S, M, N y E). Así, los anticuerpos generados de manera natural o introducidos con la vacuna son diferentes y cada prueba detecta unos anticuerpos diferentes.
¿Qué prueba es la más fiable después de vacunarse?
El enfermero cuenta que muchas personas se han sometido a una prueba rápida de anticuerpos con una gota de sangre y han obtenido un resultado negativo. Sin embargo, aclara que esto no significa que la vacuna no haya funcionado. De hecho, asegura que lo más probable es que sí haya cumplido su misión: “Los test serológicos rápidos que más abundan en el mercado buscan en nuestra sangre la presencia de anticuerpos anti-N, que son unos de los que nuestro cuerpo genera cuando se enfrenta a una infección natural por coronavirus. Las inmunoglobulinas o defensas que nuestro cuerpo genera al inyectarle la vacuna contra la COVID-19, son únicamente del tipo anti-S y por eso este tipo de test no suelen detectarlas”.
En esta línea, Castiñeira apunta que “quizás lo más recomendable sea someterse a una prueba serológica de gran sensibilidad, como es un test ELISA” después de la vacuna para saber si esta ha generado anticuerpos. “Con un tubito de sangre como el que nos extraen cuando vamos a hacernos un análisis rutinario, es suficiente para que en el laboratorio conozcan nuestro estado inmunológico frente a la COVID-19”, precisa.
También existe la opción de someterse a una prueba que detectase anticuerpos anti-S directamente, como el de Biosynex o el prototipo que desarrollado por la empresa española Ingenasa, aunque advierte de que estos test no son fáciles de encontrar en el mercado.
Por su parte, IMED Hospitales incorporó en mayo el test posvacunación, una prueba serológica específica que permite detectar y contabilizar los anticuerpos generados tras la vacunación. Cuesta 40 euros, es válido para los distintos tipos de vacuna que se están utilizando actualmente y cuenta con una sensibilidad del 96,41% y una especificidad del 99,90% en la detección de los anticuerpos IgG frente a la proteína S1 del SARS-CoV-2. La toma de la muestra se realiza a través de una extracción sanguínea convencional. Después, la muestra se envía a analizar al laboratorio y los resultados se obtienen entre las 24 y 48 horas siguientes.
¿Si no tengo anticuerpos no tengo inmunidad?
Existe una pequeña posibilidad de que las pruebas no encuentren anticuerpos en nuestro organismo después de haber recibido las dosis necesarias de la vacuna, pero no significa que no estemos protegidos, asevera Castiñeira, ya que “la respuesta inmunitaria es un tema complejo”. En este sentido, expone que nuestro organismo cuenta con “dos tipos de inmunidad: la humoral (que basa su defensa en los anticuerpos) y la celular (mediada por linfocitos T)”. Y lo habitual es contar con ambas, pero existen casos en los que podría desarrollarse solo una.
Además, en caso de haber desarrollado solo la inmunidad celular podría ser más complicado detectarla porque es más compleja y requiere un laboratorio especializado, añade María Montoya. En cambio, para observar la humoral “basta con realizar una prueba rápida de anticuerpos contra la proteína S”.
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