Siete síntomas que denotan que has pasado la COVID-19 sin saberlo
Existe un gran porcentaje de personas que tienen la enfermedad y la superan sin enterarse porque lo han hecho de manera asintomática.
Una pregunta que se hace mucha gente que a día de hoy no tiene constancia de haber tenido el coronavirus es si lo habrá pasado y no se ha dado cuenta. Esto sucede porque una forma de cursar la enfermedad es hacerlo de manera asintomática, es decir, tienes el virus pero no lo notas.
La manera más rápida y sencilla de saberlo es mediante alguna prueba. Realmente, salvo que te sometas a alguna prueba, es difícil que médicamente puedan decírtelo. Para ello están los test de anticuerpos, lo que pasa que son costosos y para hacértelo en un centro de salud debes haber estado en contacto con algún positivo o haber notado alguno de los síntomas. Por otro lado, la prueba PCR te dice si lo tienes en ese preciso momento. De manera que a día de hoy no existe un examen preciso, económico y sencillo.
Hay un grandísimo porcentaje de personas que pasan por esta situación de no saberlo. Según estiman los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), hasta un 40% de las personas no presentan ningún síntoma, es decir, son asintomáticos.
Fiebre, tos seca o cansancio son los síntomas más habituales, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hay otros menos comunes como dolores corporales, dolor de garganta, diarrea, dolor de cabeza, conjuntivitis, pérdida del gusto y el olfato o erupciones cutáneas. O más graves como dolores en el pecho o falta de aire. Para comprobar o sospechar si lo has tenido, el medio Infobae recoge siete síntomas o secuelas que pueden advertirnos de si hemos sido o no portadores.
Resfriado
Es lo que más confunde, ya que dificulta la tarea de diferenciar el resfriado del coronavirus leve sin realizar un test específico. La diferencia sería que los resfriados no causan dificultad extrema para respirar, dolor de cabeza o síntomas gastrointestinales.
Dolor en el corazón
Muchos pacientes que han contraído el virus después tienen problemas cardíacos. Según un estudio publicado en Jama Cardiology, un 78% había presentado alguna anomalía cardíaca sin patologías o algo previo.
Tos persistente
En este caso, también comentado desde el inicio de la pandemia, se trata de tos seca, sin flama. Hay que diferenciarla también de la que pudiera aparecer en resfriados. Según los CDC, el 43% de las personas con coronavirus tenían tos a los 14 o 21 días después de dar positivo.
Fatiga o cansancio
Sería una de las secuelas más persistentes, de las más comunes. No es fácil apreciarla o asociarla a un cuadro de coronavirus, porque puede deberse a otros factores, por lo que solo debe preocupar en este sentido si va de la mano de otros de los síntomas comentados. Se manifestaría aproximadamente a los 60 días de los primeros síntomas, según JAMA.
Pérdida de cabello
También suele comentarse como una secuela que queda tras superar la enfermedad. No es habitual que suceda por sí sola sin estar asociada a otros síntomas, por lo que si notas que va unida a otros de los mencionados es que puede ser indicador de haber tenido el virus.
Conjuntivitis
También suele presentarse en algunos pacientes, sobre todo en una fase intermedia, aunque es poco frecuente. “El paciente que está internado y tiene un respirador, recibe algunas medicaciones para poder soportar a este último, que provocan sequedad en el ojo y hacen que ese órgano no se cierre completamente. Eso provoca que el ojo se ponga rojo y que sea, también, una conjuntivitis pero no infecciosa”, declara a Infobae Pablo Wainberg, jefe médico de Oftalmología del Centro Médico Ambulatorio de Swiss Medial Gorup, haciendo hincapié en aquellos que sí son diagnosticados.
Pérdida del gusto y el olfato
Este es uno de los síntomas que más ha trascendido desde que comenzó la pandemia y que también declara un alto porcentaje de personas que pasan el coronavirus. No sucede siempre, pero tiene una alta incidencia, y de hecho hay muchos casos en los que se tarda en volver a recuperar el sentido total del gusto y el olfato. La clave, por tanto, es que se manifiesta de manera persistente, no temporalmente como en alergias o resfriados.