Colapso en Brasil: los hospitales están llenos y los sanitarios saturados
El país sudamericano vive probablemente el peor momento de la pandemia y suma casi 11,5 millones de contagios totales. Preocupación en las UCI.
Más de 2.800 muertos y 84.000 contagios en Brasil en las últimas 24 horas. En torno a las 280.000 muertes y los 11,5 millones de contagios por coronavirus desde el inicio de la pandemia. La última semana fallecieron unos 12.000 brasileños. Doce meses después de los primeros casos, la COVID-19 está descontrolada en Brasil y la tendencia es ascendente.
Este pasado martes se estrenó en el país el cuarto ministro de Salud desde el comienzo de la pandemia, dato revelador de lo difícil que está siendo contener al virus en Brasil. Y muestra de ello es el colapso que se vive ahora mismo en los hospitales. Solo en el estado de São Paulo han fallecido al menos 60 personas durante la espera para disponer de una plaza en la UCI.
Ese es el reto, mantener a los pacientes vivos mientras están en la cola, si ya de por sí es tremendamente complicado hacerlo en las camas, que están siempre llenas en su totalidad. La dinámica está clara, todas ocupadas y cuando una se queda libre es inmediatamente ocupada.
Esfuerzos por abrir más camas y contar con más personal
Los dos grandes problemas están bien definidos. Por un lado, los hospitales están llenos y las camas ocupadas. Por ello, las autoridades están trabajando para abrir más camas de UCI. “Todas nuestras 70 camas de UCI están ocupadas. Cuando alguien muere o hay un alta, inmediatamente entra el siguiente”, cuenta Cristina Morceli, enfermera en Foz de Iguaçu, al diario El País.
Por otro lado, el personal está saturado. “Yo me ocupo de ocho pacientes, corro todo el día de un lado para otro”, explica. Los pacientes llegan en estado grave, son gente medianamente joven, y la dificultad para mantenerlos estables es tremenda. Para intentar reforzar el sistema sanitario, incluso se están anunciando plazas de sanitarios por redes sociales, pero a la vez es necesario formarlos adecuadamente y a la carrera.
Los sanitarios están exhaustos en general, algunos piden la baja o la jubilación, y eso obliga a alargar las jornadas de trabajo y multiplicarse. A eso hay que añadir los contagios y fallecimientos, ya que pese a tener prioridad en la vacunación, unos 50.000 contagiados han sido sanitarios, y 662 han perdido la vida.
Críticas a las medidas de Bolsonaro
24 de los 25 estados de Brasil están viviendo prácticamente un aumento de contagios continuado, y esto ha sucedido por no saber aprovechar algunas ventajas con las que contaba. Por ejemplo, pudo ver lo que estaba ocurriendo en China y posteriormente en Europa antes de que la COVID-19 llegara al país. Sin embargo, de poco sirvió.
Tampoco ha podido aprovechar un sistema de salud pública fuerte y un programa de vacunación bastante eficaz. Las medidas sanitarias de Bolsonaro no han tenido una gran acogida, la compra de vacunas no ha sido la esperada, y los gobernadores y alcaldes no han estado convencidos nunca de que las medidas fueran convenientes, sobre todo por lo impopulares que eran.
Muchos simpatizantes con las políticas de Bolsonaro se han manifestado en contra de un confinamiento en las calles, sin mascarilla en multitud de casos. Algunas restricciones en las playas se han flexibilizado, y aunque se ha decretado el cierre en algunas ciudades, no ha sido del todo efectivo. Por tanto, el plan para contener el coronavirus siempre se ha roto por algún sitio.
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