La vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford está dando mucho de lo que hablar. Varios países, entre ellos España, han paralizado la vacunación con este fármaco después de que se hayan registrado varios casos de trombos que podrían estar relacionados con él. De hecho, en nuestro país se han registrado tres casos, entre los que hay que lamentar la muerte de una profesora de Marbella con un ictus isquémico que ya se está investigando.

Sin embargo, todavía no hay evidencias de que estos problemas sanguíneos estén relacionados con el fármaco. Pero sí hay cientos de efectos secundarios que se han detectado, pues al ser un medicamento tan nuevo se registran todas las reacciones notificadas por quienes lo reciben. De hecho, tras vacunar a más de 11 millones de personas con la vacuna de AstraZeneca, Reino Unido ha elaborado una lista de 63 páginas en la que se nombran los efectos más habituales como fiebre, cansancio, dolor muscular y dolor o hinchazón en la zona de la inyección. Sin embargo también aparecen algunos síntomas mucho más curiosos que han sido recopilados por Quartz, como flatulencias o picor anal.

La EMA aconseja su uso

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) no aprecia “vínculos” de la vacuna de AstraZeneca con los casos de trombosis y embolias y sigue “firmemente convencida” de que sus “beneficios” en combatir la COVID-19 superan “los riesgos”, según afirmó el martes su directora, Emer Cooke.

Cooke subrayó, en una intervención telemática, que no se dudará en tomar medidas si los expertos detectan en su investigación algún problema “que no pueda resolverse”, aunque insistió en que, de momento, no se ha encontrado “evidencia” que sugiera que este fármaco cause directamente problemas de coagulación sanguínea en los pacientes vacunados.