Las vacunas funcionan en las residencias: desplome en el número de brotes y casos
El efecto de la vacunación se está dejando notar en las últimas semanas, aunque no es el único factor que ha influido en la mejora de la situación en los centros sociosanitarios de mayores.
“Algo ha pasado que está provocando un efecto en el número de brotes y contagios en centros sociosanitarios. Es probable que se deba a la vacuna. Sabemos que, por ejemplo, el número de brotes en residencias en la primera semana de enero era de 140 aproximadamente y se ha producido una disminución importante en las últimas semanas. Lo que no quiere decir que no se puedan producir brotes en las residencias con un número importante de casos, pero la tendencia es la que es”.
Son palabras de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que es consciente de que todavía “hay dudas a nivel científico sobre si las vacunas protegen y evitan la transmisión”, pero lo cierto es que en el último mes se ha vacunado prácticamente a todos los residentes en centros sociosanitarios y a los trabajadores.
El resultado, manteniendo toda la prudencia del mundo, es que los brotes y casos asociados han visto menguar su cuantía. Sin ir más lejos, la última actualización de datos compartida por el ministerio de Sanidad, el pasado 4 de febrero, recoge 89 brotes con 1.247 casos asociados. Una mejoría patente de la situación con respecto a principios de año que además contrasta con el hecho de que la afectación en otros colectivos que no han accedido a las vacunas se mantiene.
¿Significa ese hecho que las vacunas son la principal causa del cambio de dinámica? No exclusivamente. El papel desempeñado por plan de vacunación, que arrancó el pasado 27 de diciembre con la inoculación de la primera dosis a Araceli Rosario Hidalgo, residente de 96 del centro público de mayores Los Olmos (Guadalajara), es un de los factores que han provocado el cambio de tendencia. Pero no el único.
Otros factores que intervienen en la ecuación
Quizá resulte demasiado pretencioso afirmar que el descenso en el número de brotes y casos que se notifican en las residencias de mayores se deba a las vacunas. Aunque no es menos cierto que se trata de un hecho diferencial puesto que los protocolos no han variado en las últimas semanas y el control en los centros sociosanitarios es muy elevado. Nada ha cambiado salvo las vacunas.
Pero la situación es más compleja y también puede achacarse la mejoría de las cifras a las restricciones vigentes en todo el territorio nacional, que reducen la transmisiblidad y que cristalizan en un descenso en la incidencia acumulada generalizado, o al hecho de haya muchos usuarios que ya han pasado la enfermedad. Todo suma.
Lo que está claro es que se trata de una población muy vulnerable no solo en el aspecto sanitario. Los centros de mayores se han convertido en verdaderas fortalezas para proteger a sus residentes, lo que en muchas ocasiones ha provocado un aumento notable en las restricciones, tanto a la hora de salir como de recibir visitas. Hay que mantener la prudencia porque todavía existen muchos interrogantes, pero puede que en un futuro no muy lejano se recupere poco a poco la normalidad. La vieja y ansiada normalidad.