La creación de una vacuna contra la COVID-19 parece muy próxima después de los resultados esperanzadores de empresas como Pfizer, Moderna o AstraZeneca, cuyos fármacos presentan una alta eficacia. Noticias que generan una gran ilusión porque su llegada puede suponer el fin de una pandemia que ha contagiado a casi 60 millones de personas y acumula cerca de un millón y medio de víctimas mortales. Sin embargo, el hecho de que esta ansiada vacuna se haya convertido en uno de los bienes más preciados del momento, le pone en el punto de mira de las bandas criminales organizadas.

Según ha informado la Cadena Ser, la Interpol ha elaborado un informe para advertir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de que el fármaco será “oro líquido” y, en cuanto esté en circulación, se convertirá en el objetivo principal de las mafias del crimen organizado. Por ello, el organismo les recomienda aumentar los controles de seguridad y control, especialmente en los lugares de distribución y almacenamiento. Las vacunas, al menos durante los primeros meses de comercialización, tendrán un suministro limitado y una elevada demanda, lo que aumentará el atractivo para que las bandas criminales aprovechen para robarlas con el objetivo de venderlas después.

Microsoft denunció un intento de robo de la vacuna

Este temor no carece de sentido, pues ya se han descubierto otros casos en los que la confidencialidad de las vacunas ha estado en riesgo. Recientemente, Microsoft denunció que tres grupos de hackers atacaron, principalmente, “farmacéuticas e investigadores de vacunas líderes en Canadá, Francia, India, Corea del Sur y Estados Unidos” para obtener las credenciales de sus trabajadores y acceder al sistema donde se encontraba la información sobre los fármacos. Estos grupos estaban relacionados con los gobiernos de dos países, según señaló la empresa en un comunicado publicado en su blog: “Vinieron de Strontium, un actor originario de Rusia, y dos actores originarios de Corea del Norte que llamamos Zinc y Cerium”.

¿Cómo proteger las vacunas?

Para defenderse de estos ataques, los cuerpos policiales deben incrementar la seguridad, pero también las empresas han comenzado a implantar medidas propias para proteger sus fármacos. Por ejemplo, Pfizer tiene un plan con varias pautas, según revela el periódico The Wall Street Journal. La primera consiste en instalar dispositivos GPS en los recipientes que transportarán las dosis, en las propias neveras, para vigilar que siguen la ruta programada y no se desvían. También valoran la opción de poner ‘camiones trampa’, o bien enviar camiones sin vacunas o programar envíos falsos para despistar a los ladrones.

En Estados Unidos, además, se podría poner protección especial para escoltar a los camiones que transporten las vacunas, que saldrían de lugares secretos. Asimismo, se ha determinado que la vacuna será más vulnerable y estará más expuesta al robo en el momento de recogida, traslado y punto de destino, es decir los hospitales. Por lo que se llevará especial cuidado en estos momentos.

El peligro de la falsificación

Las falsificaciones de los fármacos también podrían ser un grave peligro. Desde que comenzó la pandemia, se han vendido mascarillas, guanes o geles hidroalcohólicos falsos, poniendo en riesgo la salud pública. También ocurrió esto con las pruebas para detectar el coronavirus que la Policía tuvo que requisar en varias ocasiones. La última operación policial de este tipo se produjo la semana pasada en Valencia, donde la Guardia Civil incautó más de 3.000 test COVID a punto de ser distribuidos por toda la comunidad.

Por eso, la Interpol cree que las bandas criminales también tratarán de desarrollar vacunas falsas para sacarlas al mercado y destaca la necesidad “prevenir la producción y distribución” de este tipo de fármacos. En Estados Unidos también son conscientes de ese peligro y están tomando medidas. La empresa que construye los viales en los que irán las vacunas incluirá sellos de autenticidad que solo podrán ser revelados con luz ultravioleta.