CORONAVIRUS

España se prepara para una vacunación desafiante

Pfizer se compromete a llevar las dosis ultracongeladas a los centros de inmunización, pero el Gobierno debe trazar un plan ágil de vacunación.

España se prepara para una vacunación desafiante
EUROPA PRESS EUROPA PRESS

La vacuna contra la COVID-19 parece acercarse a España. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha anunciado este martes que la Unión Europea ha cerrado un acuerdo para comprar 300 millones de dosis de la vacuna desarrollada por Pfizer y BionTech. De ellas, 20 millones estarán destinadas a nuestro país para vacunar a 10 millones de personas, según confirmó el martes el ministro de Sanidad, Salvador Illa. De confirmarse la efectividad del 90% de este fármaco, se espera que las dosis lleguen a principios de 2021 para comenzar la vacunación masiva, de manera que en mayo haya un porcentaje relevante de personas vacunadas.

Todavía falta esclarecer quién va a recibir las primeras dosis porque primero habrá que comprobar si la vacuna inmuniza a todos los sectores de la población, incluidas las personas mayores o las que presenten patologías, según explican fuentes de Sanidad a El País. De ser así, Illa explicó que primero se administraría a las personas mayores y a quienes más contacto mantengan con ellos, como los sanitarios. Entre estos dos grupos, se cubre prácticamente el cupo de la primera entrega, ya que en España hay más de nueve millones de mayores de 65 años y cerca de medio millón de personal sanitario.

Está previsto que la vacuna contra la COVID-19 se distribuya de forma similar a la de la gripe, aunque con algunas complicaciones. Primero, porque la tasa de vacunación de la gripe entre los mayores de 65 es un 54%, mientras que solo la recibe un tercio de los sanitarios. Unos porcentajes que se pretenden aumentar con el fármaco contra el coronavirus. De hecho, si bien será voluntario vacunarse, no se descarta una obligatoriedad, afirmó Illa. En segundo lugar, a los 28 días de la primera dosis, habrá que administrar la segunda, lo que aumentará considerablemente el trabajo.

Pfizer asume el transporte de la vacuna

La tercera dificultad añadida que conllevará el fármaco será que se debe conservar a unos 70-80 grados bajo cero, algo que José Manuel Bautista, secretario Científico de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, considera un “hándicap para su distribución universal”, según escribió en su Twitter, aunque sostiene que se podrá realizar.

Parte de este problema lo asume Pfizer, que se compromete a transportar las dosis hasta el punto que le indiquen. “Hemos desarrollado planes y herramientas logísticas para asegurar un transporte, almacenamiento y control continuo de la temperatura de las vacunas efectivos. Nuestra distribución se basa en un sistema flexible que enviará los viales congelados al punto de vacunación en el momento necesario”, asegura una portavoz de la compañía.

Es decir, en principio no hará falta un almacén central para guardar las vacunas. El director de Centro de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, señaló que la vacuna llegará en unos contenedores que pueden aguantar la temperatura extrema necesaria durante unos 15 días. En cada uno de estos caben 1.800 dosis y se pueden transportar en cualquier medio de transporte, no hace falta que esté refrigerado, puesto que la temperatura ya la mantiene el propio contenedor. Lo que sí necesitará España será un plan ágil de administración para vacunar a los ciudadanos lo antes posible. “Se tiene que establecer una logística de vacunación para perder el menor número posible de vacunas en todo este proceso”, afirmó Simón.

Pese a que los congeladores de ultra bajas temperaturas es una infraestructura con la que solo cuentan los laboratorios de los hospitales españoles, César Hernández, jefe del departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos de Uso Sanitario (Aemps), ve posible que sean los propios centros de salud los que administren las vacunas, pues, con el sistema previsto, no necesitan tener estos congeladores. No obstante, habrá que estar preparados para cualquier imprevisto, ya que en una nevera normal dura apenas cinco días: “Lo lógico es que las vacunas vayan llegando paulatinamente y a ese mismo ritmo se vayan administrando, de forma que no haría falta almacenarlas, pero también estamos preparando alternativas por si fuera necesario”.