CORONAVIRUS

Una Navidad diferente

A falta de casi dos meses para el comienzo de las fiestas navideñas, todo apunta a que nada tendrá que ver con lo vivido en los últimos años.

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¿Quién iba a pensar el pasado 31 de diciembre al desear a todo el mundo un feliz 2020 que ocurriría todo lo que nos ha tocado vivir? Este año, todo será diferente. La Puerta del Sol de Madrid no estará llena para vivir las campanadas, muchas ciudades cancelarán la cabalgata de Reyes Magos, no habrá fiestas multitudinarias, ni grandes reuniones familiares. La próxima Navidad será la menos parecida a todas las anteriores de los últimos años.

A comienzos de año, la pandemia del coronavirus llegó a nuestras vidas desde China para quedarse, y hasta que la vacuna no sea una realidad no queda otra que estar con la mascarilla, no dar besos ni abrazos a los seres queridos, mantener la distancia interpersonal, limitar actividades sociales y quedarnos en casa el mayor tiempo posible.

Al menos, esa es la previsión que se maneja desde el Gobierno. “No serán como las del año pasado, van a ser unas Navidades diferentes”, ha afirmado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una entrevista para el programa El món de Rac 1. Aunque “no está descartado” que llegue la vacuna antes de tiempo, sí ha admitido que “quedan cinco o seis meses que serán complicados y en los que tenemos que seguir esforzándonos mucho”.

Es evidente que, por ejemplo, las distancias sociales lo cambian todo pues, como Illa ha explicado, no es lo mismo un encuentro familiar “con distancia y medidas suficientes” que otro numeroso “sin conciencia de estar en un escenario de pandemia”. “No quiero anticipar nada. Quedan dos meses por delante, tenemos que llegar en las mejores condiciones posibles, actuando con prudencia”, ha añadido el titular de Sanidad.

En Italia proponen un confinamiento

En España, de momento, en palabras de Salvador Illa, no se valora confinar a la población: “Descarto un confinamiento como el de marzo si tomamos las medidas que estamos tomando”. Sin embargo, aunque el Gobierno italiano, por ejemplo, tampoco se lo plantea, sí que hay voces reconocidas que apuestan por un confinamiento en Navidad. El virólogo Andrea Crisanti, una de las voces más reconocidas en el país transalpino, lo tiene claro: “Creo que un confinamiento en Navidad está en el orden de las cosas: así se podría reiniciar el sistema, disminuir la transmisión del virus y aumentar el rastreo de contactos. Como estamos, el sistema está saturado”.

El experto de la Universidad de Padua, que fue clave para frenar los contagios de la primera ola en la región del Véneto, ha afirmado en la televisión pública RAI que, pese a la mejoría experimentada en el país transalpino en los meses de verano, a diferencia de España, lo mejor sería dar un paso atrás en cuanto a las restricciones para resetear y así, con la llegada de la Navidad, la situación no empeore: “El sistema ha colapsado, a medida que han aumentado los casos, la capacidad de rastreo de contactos y de pruebas disminuye y entramos en un círculo vicioso que aumenta la transmisión del virus”.

Cuarentena o confinarse, opciones planteadas en Alemania y Francia

En otros países, comparten las palabras de Crisanti o Illa. En este sentido, el ‘Fernando Simón alemán’, Christian Drosten, epidemiólogo de referencia en el gobierno alemán y una voz muy respetada a nivel internacional en la materia, añadió hace apenas unos días una opción más a la lista de alternativas para pasar la Navidad. En declaraciones al medio Zeit Onlineta, hablaba de anticiparse: “Creo que el concepto de una cuarentena previa es una buena idea”. Estar en aislamiento de forma preventiva los días previos a la Navidad permiría reducir el riesgo de contagio por COVID-19 e impediría que se puedan acabar infectando personas consideradas de mayor riesgo.

No obstante, aunque permitiría reducir bastante el número de contactos, Drosten es consciente de la dificultad que supone llevarla a cabo: “¿Cómo haces eso cuando tienes niños que van a la guardería o la escuela? ¿Es posible evitar las reuniones durante unos días antes de la visita familiar o trabajar completamente desde casa si su trabajo lo permite?”.

Por último, desde Francia, en un artículo en el diario Le Monde, los premios Nobel de Economía Esther Duflo y Abhijit Banerjee apoyaban también esta teoría y defendían hace unas semanas que un confinamiento en el país galo del 1 al 20 de diciembre podría salvar las Navidades y facilitaría reunirnos con nuestros seres queridos, además de evitar un daño económico que sería difícil de reparar.

Sin duda, sea de una forma u otra, serán unas Navidades diferentes, marcadas por la pandemia del coronavirus, tal y como ha sucedido desde que el pasado mes de marzo los contagios se disparasen en Europa. La situación sanitaria obliga. No queda otra.