Confinados 5,2 millones de personas en España
El rápido avance del coronavirus en nuestro país ha llevado a las comunidades y al Gobierno central a actuar. Aragón se anticipa al puente del Pilar.
Tras un verano relativamente tranquilo en lo tocante a los casos diarios por coronavirus, con la vuelta de las vacaciones y el regreso a las oficinas y las aulas de nuevo los contagios tienden al alza. En el último día, el Ministerio de Sanidad confirmó más de 20.000 casos nuevos desde el fin de semana, de los cuales 2.099 correspondían al día previo.
El incremento de los contagios no ha llegado solo, sino que ha traído consecuencias para más de 5,2 millones de españoles, que son los que tienen limitada la movilidad debido a unos confinamientos perimetrales para evitar que se propaguen por los lugares más cercanos. Casi todos, 4,7 millones, pertenecen a Madrid, cuya capital y otros nueve municipios de la periferia presentan medidas especiales. Solo se puede entrar o salir por motivos laborales, educativos o por causas de fuerza mayor.
Castilla y León adopta las medidas
Sin embargo, no son los únicos. En el Consejo Interterritorial de Salud se aprobó (con los votos en contra de la Comunidad de Madrid, Galicia, Andalucía, Cataluña y Ceuta), que los municipios mayores de 100.000 habitantes atenderían a criterios comunes para adoptar medidas. Este lunes tanto León como Palencia se sumaron a las localidades madrileñas. También San Andrés de Rabanedo (Castilla y León) y La Almunia de Doña Godina (Aragón), ambas por debajo de los 100.000 habitantes, por lo que la decisión fue de las propias comunidades.
En el caso de Castilla y León, ya son nueve los municipios en los que hay restricciones de movilidad. La incidencia en los últimos 14 días es de 374, aunque tanto Palencia como León superan los 500 que marca Sanidad como uno de los criterios para actuar. Algo que ya se esperaban los alcaldes de ambas ciudades vista la evolución reciente. "Lo asumimos con compromiso porque el objetivo común es vencer a la pandemia", expresa el regidor leonés a El País, mientras que el palentino Mario Simón tenía claro que "o cambiaba radicalmente la situación o era cuestión de tiempo".
Aragón se anticipa
Con el puente del Pilar (patrona de Zaragoza) a la vuelta de la esquina, y ante los muchos desplazamientos previstos, desde la comunidad aragonesa se han adelantado para tomar medidas, incluso antes de llegar a los criterios del ministerio: más de 500 casos por cada 100.000 habitantes, pruebas PCR con más de un 10% de positividad y ocupación superior al 35% en las camas UCI de la región.
Así, la capital aragonesa, con una incidencia entre los 200 y 300 por cada 100.000 habitantes en las últimas semanas, pasará a la fase 2, aunque en su caso no se limitará la movilidad, según indicó la dirección general de Salud Pública. Las medidas, contrariamente a lo habitual, tendrán una duración de una semana, justo los días previos y posteriores a la festividad.
De igual forma, la ciudad de Huesca también pasará a esta fase dos sin confinamiento perimetral. En este caso, su incidencia supera los 700 casos y era potestad de Aragón tomar la decisión. Respecto a La Almunia de Doña Godina, la transmisión estaba disparada y la incidencia por encima de los 1.000 casos.
El confinamiento no es suficiente
Según indican los expertos, habrá que acostumbrarse a estas situaciones de ir cerrando y abriendo si queremos evitar un confinamiento extremo como el vivido a partir del mes de marzo. "A ver si con estas medidas menores conseguimos que la epidemia apriete pero no ahogue", asegura Joaquín López-Contreras, jefe clínico de enfermedades infecciosas del hospital Sant Pau de Barcelona.
Sin embargo, reconoce, no será suficiente con estos cierres en zonas concretas, pues "para frenar la expansión tienes que limitar también donde se producen los contagios. A lo mejor en los encuentros sociales es donde hemos sido relativamente laxos", indica Joan Ramón Villalbi, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.
Por ello, algunas comunidades como la propia Castilla y León, la Rioja o la Comunidad de Madrid han adoptado también otras limitaciones en los encuentros sociales y en los horarios de cierre de bares y restaurantes. "La teoría está bien, pero la cuestión es su aplicabilidad práctica. Depende de que la gente lo quiera hacer", puntualiza Carlos Alberto Infante, del Instituto de Salud Carlos III.