'The Lancet' analiza el trabajo de 9 países y España no sale bien parada
Un estudio compara la desescalada en nueve países y determina que en España no se han llevado bien las medidas para frenar la COVID-19.
El coronavirus avanza imparable y no cesa en el número de contagios diarios, lo que está llevando a las autoridades de cada territorio a tomar medidas y volver atrás, quedando inservibles todas las medidas tomadas a cabo para intentar frenar a la COVID-19.
Quizá España se apresuró al rebajar las restricciones demasiado pronto para no perjudicar más a la economía de nuestro país, pero cómo saberlo. Según un estudio publicado por ‘The Lancet’, España ha tenido grandes dificultades para garantizar un control en la detección y aislamiento de los casos y lo compara con el trabajo de otros ocho países durante la pandemia: Alemania, Noruega, Reino Unido, Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, Singapur y Corea del Sur.
Helena Legido-Quigley, principal autora del trabajo e investigadora de la London School of Hygiene and Tropical Medicine de Londres y la Saw Swee Hock School of Public Health de la Universidad Nacional de Singapur establece que: ”La COVID-19 es una enfermedad muy seria que va a estar con nosotros durante mucho tiempo y el fin de los confinamientos no supone la vuelta a la normalidad prepandémica. Los gobiernos tienen que encontrar estrategias que prevengan el aumento rápido de las infecciones mediante estrategias que sean aceptadas por la población y sostenibles en el tiempo”.
Este estudio "identifica las lecciones que los gobiernos pueden aprender de los éxitos y fracasos de otros”, pero, como cuenta Helena: ”No estamos diciendo que deban replicarse exactamente las mismas medidas, pero no es demasiado tarde para que los gobiernos tengan en cuenta soluciones desarrolladas por otros países y puedan adaptarlas a su propio contexto”.
El informe se ha centrado especialmente en analizar cómo ha sido la desescalada en estos nueve países y, tras no saber qué es lo que nos depara, el texto informa de que deberíamos prepararnos para lo peor que queda por venir, por lo que ha analizado cinco premisas clave que deberían seguir los gobiernos de todo el mundo.
El conocimiento de los niveles reales de infección, la participación de la ciudadanía, capacidad del sistema para seguir los contagios, capacidad del sistema sanitario y las medidas de control fronterizo son muy importantes a la hora de controlar la epidemia, y España, comparándola con el resto de países, no sale bien parada en la toma de decisiones respecto a estas iniciativas.
Las autoridades británicas y españolas, por ejemplo, no han sabido establecer un “sistema efectivo de búsqueda, testeo, rastreo, aislamiento y apoyo antes de aliviar las restricciones”, por lo que deberían contar con un sistema para la detección y el aislamiento de los casos desde el primer momento.
Tiene que haber un plan
El estudio también critica que en España no ha habido un plan establecido, y reclama esa necesidad de tener un plan fijado para la toma de decisiones y los criterios a seguir en la medidas a tomar y los criterios de las diferentes fases de la desescalada.
Alberto García-Basteiro, médico del Hospital Clínic, investigador en el Instituto de Salud Global de Barcelona y coordinador del estudio SEROCOV1, habla de un sistema ágil para monitorizar la situación de la pandemia: ”Ningún país debería levantar sus restricciones si no tiene sistemas robustos para monitorizar de cerca la situación de la infección”.
En cuanto a las medidas para reducir la transmisión, el texto señala que “los gobiernos deben educar, involucrar y empoderar a todos los miembros de la sociedad, especialmente los más vulnerables, para que participen en la respuesta a la pandemia”.
Además de todo esto, los expertos indican que España solo contaba con 10 camas de cuidados intensivos por cada 100.000 habitantes, frente a las 34 de Alemania. Y añaden que, al igual que Reino Unido, su sistema de salud ha sufrido las consecuencias “de una década de austeridad”.
Por último, el estudio establece que España fue el único de los analizados que no impuso cuarentenas o restricciones a los viajeros procedentes del exterior tras abrir sus fronteras el pasado 1 de julio.
"Todas estas son lecciones que aprender sobre la tarea compleja y desafiante que supone aliviar las restricciones impuestas por la COVID-19. Nuestra revisión de las experiencias internacionales identifica lecciones que los gobiernos pueden aprender de los éxitos y fracasos de los demás. No estamos recomendando que se repitan exactamente las mismas medidas en diferentes países, pero no es demasiado tarde para que los gobiernos consideren nuevas soluciones políticas desarrolladas por otros países y las adapten a su propio contexto”, explica Legido-Quigley.